HÁBITOS

Nuestros niños necesitan que facilitemos su creatividad. Creatividad II

Estoy leyendo un extenso estudio sobre creatividad en la Revista Faros, de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, coordinado por José Antonio Marina, filósofo y pensador de reconocido prestigio en el ámbito educativo. En la introducción al estudio realiza algunas afirmaciones que me parecen bastante interesantes, ya que nos ayudan a ver la importancia de facilitar el desarrollo de esta capacidad en los niños, desde el rol de padre o de profesor o desde  cualquier otro que influya en su crecimiento personal y/o profesional. 

Como introducción recojo una afirmación que oí hace poco sobre el tema: "muchos de los niños de hoy van a terminar trabajando en profesiones que hoy día no existen". Pues, sin mas, ahí van - entrecomillados-  esos trozos de la mencionada introducción.

Howard Gardner (2011) –profesor e investigador de las universidades de Harvard y Boston-  cree que la inteligencia necesaria para construir el futuro tendrá que ser disciplinada, sintética, CREATIVA, respetuosa y ética. La consultora McKinsey calcula que el 70% del crecimiento de los países lo producen puestos de trabajo creativos y que, por lo tanto, la creatividad va a ser una condición indispensable para la prosperidad de las naciones y para conseguir un buen empleo.

Conociendo estos datos, resulta muy inquietante que expertos como Ken Robinson afirmen que «la escuela mata la creatividad». No es una opinión aislada. El primer capítulo del libro dirigido por Ronald A. Beghetto y James C. KaufmanNurturing Creativity in the Clasroom, se titula Cómo anular el pensamiento creativo en el aulaRobert J. Sternberg, uno de los más reputados expertos en el funcionamiento de la inteligencia, también denuncia que en las escuelas se favorece más el pensamiento inerte que el pensamiento creativo. «La creatividad –dice– es un hábito. El problema es que la escuela a veces lo considera un mal hábito». Teresa Amabile –experta en creatividad de la Harvard University– ha llamado «dilema educativo» a esta tensión entre la enseñanza de hábitos cognitivos y la de hábitos creativos. Para Dan K. Simonton, especialista en historiografía de la creatividad, más del 60% de las personas más influyentes del siglo XX –incluidos Steve Jobs, Bill Gates o Craig Vender– fueron malos estudiantes.

Martina Leibovici-Mühlberger coincide plenamente y cita el dicho popular: «La educación prepara a la generación futura para las décadas pasadas». Si esto es así, parece que la escuela se ha quedado apartada del caudaloso río de la creatividad, lo que plantea un problema de envergadura.


Daniel Innerarity,en su libro La democracia del conocimiento (2011) escribe: «La creatividad es una de esas cosas de las que todo el mundo habla y nadie conoce». Y subraya la paradoja de que pretenda enseñarse lo imprevisible."

Una vez terminado el entrecomillado, solo deciros que continuaré leyendo el estudio y haciendo un resumen de lo más interesante para padres, profesores y educadores en general.

José Antonio de la Hoz

Hijos autónomos, seguros y estables. ¿Cómo se consigue?


El pasado jueves, seis de noviembre de 2014, impartí una conferencia a padres, con hijos  de corta edad,  de un colegio concertado. Me pidieron que hablara sobre cómo educar a los hijos para que sean autónomos, seguros y estables. Empecé la conferencia afirmando que en educación no hay recetas, ya que la singularidad de cada persona y  de su entorno las desaconsejan.

Los tres aspectos señalados en el título de la conferencia interactúan entre sí. A modo de ejemplo, una persona poco dependiente se sentirá más segura que otra excesivamente condicionada por las personas y circunstancias que le rodean. También es probable que disfrute de mayor estabilidad, entendida como  capacidad de no sucumbir fácilmente ante las contrariedades y problemas ordinarios y extraordinarios que aparecen en nuestra vida desde que somos niños.

Los padres que desean hijos  autónomos, seguros y estables deben actuar en el día a día, de forma constante, con paciencia, desde que son pequeños, adaptándo su acción educativa a la edad del niño.

El hombre no está dividido en compartimentos estanco. Con esto quiero decir que conseguimos que un niño sea autónomo, seguro y estable procurando que alcance otras capacidades, muy relacionadas con las que estamos tratando, influyendo unas en otras y todas en las tres que tratamos. Me refiero, entre otras, a  las siguientes:
  •  Para ser autónomo, en el sentido de hacer cosas solo, de enfrentarse a los problemas y resolverlos, de  realizar las tareas necesarias para la propia supervivencia, es necesario disponer de una VOLUNTAD FUERTE, que no se improvisa, que se alcanza por el fuerzo sostenido en el tiempo, desde que se es un niño.
  • Una voluntad fuerte lleva a conseguir pequeños logros en el día a día, que alimentan la autoestima del niño y le lleva a sentirse importante, convirtiendo su entorno en algo manejable, controlable, solucionable, potenciando simultáneamente, poco a poco, su seguridad y estabilidad.
  • Los encargos en casa, desde que son pequeños, ayuda a lo anterior. También elorden, la eficacia de cumplir con un horario, el control de las emociones (qué eficaz el rincón del llanto, bien administrado), etc.
  • Se es más autónomo cuando se tiene más desarrollada la capacidad de reflexionar y esta se consigue cuando nos sometemos o nos someten a estímulos que nos hacen pensar, como enfrentarnos solos a problemas cuya solución está a nuestro alcance. También cumpliendo con nuestras obligaciones ordinarias, leyendo, dialogando con los padres, cuando somos corregidos con argumentos, cuando observamos valores hechos vida en casa, cuando los padres procuran una vida llena de estímulos educativos (juegos de pensar, visitas al zoo, cine o una obra de teatro, visitas a monumentos, viajes a otros lugares, contacto con situaciones de pobreza, cultivo de la espiritualidad, etc)
  • La autonomía se alcanza también colocando las emociones y los afectos en su sitio. Hay padres que fomentan una excesiva dependencia afectiva de sus hijos, hipotecando su autonomía presente y futura, cortando la posibilidad de alcanzar determinadas metas. No están mal las salidas justificadas, fuera de casa, a partir de los seis años. Los campamentos, los cursos de inglés en el extranjero, etc.  También es muy positivo no ceder ante cualquier capricho o impulso extemporáneo, por ejemplo en el supermercado, a la hora de comer, al pasar por una tienda, con un programa de televisión que no toca ver. Qué bueno es no ceder ante el llanto usado a modo de chantaje y de reto a la norma o límite educativo (basta con mandar al niño a una habitación hasta que se calme). Hay que corregir la envidia, los celos, la impulsividad, etc.
  • A los niños hay que enseñarles a hacer vida, cada día, los siguientes verbos: pensar, hacer, solucionar, inventar, crear, afrontar, arreglar, ordenar... Las opciones para conseguirlo son casi infinitas.


Hay actitudes de los padres que no ayudan a que sus hijos sean autónomos seguros y estables. Veamos algunos:
  •  Autonomía y sobreprotección son incompatibles. Tratar de evitar el sufrimiento y los obstáculos a los hijos es un amor mal entendido y un freno a su desarrollo personal. No hay que quitarles  las piedras del camino. Hay que decirles dónde están y cómo se saltan y que ellos se enfrenten a ellas solos. Los miedos infundados de los padres son una forma de sobreprotección (no van de campamento, a una excursión…"por miedo a que les pase algo"). Que los padres hagan las cosas porque no tienen tiempo de esperar a que las haga el hijo es quitarle ocasiones de aprender; es cuestión de prioridades y de orden, no de tiempo.
  • Los padres autoritarios provocan hijos excesivamente dóciles o rebeldes, inseguros e inestables.
  • La autonomía se desarrolla mejor en un clima de exigencia con cariño. Hay que colocar metas difíciles pero asequibles, alcanzables y, al mismo tiempo, hay que demostrar cariño incondicional, que implica aceptación  de las virtudes y los defectos de los hijos , que lleva a no compararlos con nadie y a no juzgarlos de forma hiriente o humillante. Se corrigen los comportamientos pero no se juzga (ej: en vez de decir “eres malo” , se dice ·esperaba que hubieras hecho esto de otra manera, porque tu no eres malo”)
  • Para potenciar que el niño tome iniciativas, haga cosas, sea creativo…se alaba su esfuerzo, pero no sus cualidades. Esto último lleva a la inactividad.
  • Las expectativas demasiado elevadas llevan a la parálisis. Para evitar esto hay que saber de qué es capaz nuestro hijo, conocer bien sus capacidades y su etapa evolutiva.
  • Cuando nuestro hijo toma iniciativas y hace cosas que le pedimos por primera vez,comenzará equivocándose pero seguimos dándole la oportunidad de hacerlas. Cuando está aprendiendo alabamos el esfuerzo no los resultados, que llegarán con el tiempo. En los errores hay que animar a corregirlos y a empezar de nuevo, no humillarlos. La paciencia de los padres es importante para el aprendizaje y la autonomía de los hijos.
  • Afecta a la seguridad y estabilidad del niño la seguridad y estabilidad de las relaciones entre los padres y su estilo de comunicación. Algunos consejos: las disputas en privado, etc.
  • Los hogares con normas y limites predecibles y exigidos por los dos padres, independientemente de su estado de ánimo o de cómo haya ido el día, crean un clima de seguridad en el niño.
  • Actuaremos sobre la seguridad de nuestro hijo si le ayudamos a conocerse y a que acepte, con naturalidad, los propios defectos y errores. Hay que enseñarles a reírse de ellos mismos, de esta forma limitaremos la dependencia de la propia imagen y de la opinión de los demás.

Uno de los  soportes de la seguridad de los niños, quizás el más importante,  son los padres, pero el propio desarrollo y crecimiento personal irá limitando esa dependencia. Los impulsores de ese desarrollo, cuando los hijos son niños, son los padres.  Termino, como siempre, con una frase

"Si los padres pierden de vista su misión o no la tienen clara,  acabarán siendo esclavos de lo inmediato, es decir, maleducando"

El mejor legado a los hijos: alas para VOLAR



 Hodding Carter, afamado periodista y escritor norteamericano, dijo que“Dos legados duraderos podemos dejar a nuestros hijos: uno, las raíces; otro, las alas.  Esta frase me llevo a pensar en la auténtica  libertad, las alas a las que se refiere este autor, que nos lleva a disfrutar al máximo de las fuentes de la felicidad admitidas por distintos autores – Martin Seligman, E. Rojas…- y que son: el trabajo, la amistad, la familia, la cultura, el ocio y la espiritualidad.

Pongámonos en la hipótesis de que es el último día de nuestras vidas, tenemos uno o varios hijos y contamos con la posibilidad de elegir qué le dejamos de herencia. Supongo que muchos elegiríamos una cierta cantidad de dinero para que completen su formación académica, una vivienda  y otros bienes materiales…Habría una carencia difícil de cubrir: nuestra presencia permanente y nuestro cariño, consejos, etc.

Quizás algunos pensarían en bienes más inmateriales o espirituales. Yo les planteo aquí una posibilidad: dejarles, como legado, la capacidad de elegir con calidad. La libertad es para mí una competencia o cualidad del ser humano, vinculada a nuestra racionalidad. De todo y todos  los que existen en el mundo, solo el hombre disfruta de ella.

La auténtica libertad es la que hace posible que elijamos la mejor opción para nosotros. Hay opciones que nos pueden llevar a perder total o parcialmente esta cualidad. Un águila puede volar o no volar, pero lo más idóneo para ella es la primera opción. Nos da una pena enorme verla en los zoológicos encerrada, sin poder hacer aquello para lo que ha nacido.

Todos al nacer tenemos unas cualidades  innatas y otras que podemos adquirir. Podemos cultivar las primeras y de las segundas elegir las más idóneas para nosotros, aquellas que nos hacen sentirnos mejor y que quizás no sean las adecuadas para otros. En este abanico de alternativas que se nos abre con la existencia influyen nuestros padres, el entorno y, sobre todo, nosotros mismos.

Para elegir bien hacen falta que se cumplan los siguientes requisitos:

1. Conocer las alternativas posibles entre las que puedo elegir.


      2Conocernos muy bien a nosotros mismos. Por ejemplo: admitir que estoy gordo me ayuda a saber que no puedo competir en los 100 metros lisos a corto plazo.


       3. Libertad externa de elección. Quienes son nuestros padres, donde vivimos y nos educamos …determinan nuestra capacidad de elección en nuestros primeros años y dificultan la elección de opciones en los siguientes
     4Libertad interna de elección. Una voluntad fuerte, resistencia ante la adversidad, espíritu optimista y alegre, conocernos a nosotros mismos, ser ordenados, pedir ayuda cuando se necesita,  terminar lo que se comienza y saber rectificar…nos ayuda a ampliar el rango de metas  que podemos plantearnos en la vida.
Cuando somos bebes poco podemos hacer en cualquiera de los cuatro puntos anteriores. Son nuestros padres los que nos ayudan a dar pasos en cada uno de ellos. ¿Qué pueden hacer ellos en esos primeros años? Querernos y exigirnos para que seamos autónomos e independientes – libres-  lo antes posible, adquiriendo las virtudes y capacidades que hagan esto posible. Para ir concretando:

Dejar a los hijos hacer cosas. Por ejemplo, si con tres años se les ocurre intentar ponerse solos unas zapatillas, ayudar a poner la mesa, cortar solos el filete… no intervenir para ganar tiempo o por un mal entendido amor. Para eso hay que saber que puede y debe hacer un niño a cada edad.

-Ayudarles a adquirir una voluntad fuerte en el día a día. La voluntad es necesaria para elegir. Cada uno elige las metas, a corto, medio y largo plazo,  que afectan a su futuro, en función de las expectativas de conseguirlas y aquí influye su fuerza de  voluntad.

-Retrasar las recompensas en el día a día, con normas y límites. Ejemplo: chuches en los cumpleaños y fiestas, televisión solo en momentos muy concretos del día, hora fija de acostarse. Levantarse al primer aviso y, pasado un tiempo solos, tener el cuarto ordenado…Después de esto se descansa, o se come, etc. Así podrán elegir, a lo largo de su vida, opciones que requieran un esfuerzo mantenido, como terminar una carrera, aprobar unas oposiciones, montar un negocio, etc.

-Enseñarles a resistir ante la adversidad. No se pueden desmoronar ante el primer obstáculo,…Esto no es incompatible con darles nuestro cariño, comprensión….pero sin permitir que se queden lamiéndose las heridas. Hay que levantarse de la caída, mantener el tipo ante una contrariedad…

-Reconocer los errores que cometemos, corregirlos y asumir la responsabilidad. De esta forma perderán poco el tiempo por caminos equivocados…. Aprenderán a elegir mejor.

-Ayudarles a conocerse. Hay que hablarles de sus puntos fuertes y enseñarles a reconocer los débiles, como punto de partida para ir limándolos, explicándoles cómo. Hay que abrirles posibilidades en distintas áreas para que descubran en cual se sienten a gusto. Siguiendo a Howard Gardner, invitaría a mi hijo a participar gradualmente en actividades relacionadas con estas competencias:

    - Verbal – lingüística: leer, redactar, contar historias,…
    -Lógico – matemática: analizar, calcular, relacionar…
    -Visual – espacial: orientarse en el campo o la ciudad, identificar cosas vistas,…
    -Corporal – cinética: practicar algún deporte…, bailar, danzar
    -Musical: oír música
    -Relacionarse con los demás: potenciar su participación en grupos a partir de los dos años y medio (deportes de equipo, invitar a amigos a casa, etc.)

- Hay que exigirles que acaben lo que comienzan. De esta forma sus elecciones serán más racionales y responsables.

-  El optimismo y el espíritu positivo ayuda a afrontar de otra manera los inevitables obstáculos a los que se enfrentarán en la vida. También le ayudarán a adquirir las necesarias competencias sociales, al ser personas con las que se está a gusto.

-El orden es condición sine qua non de la eficacia. Si las cosas están en su sitio las encuentro antes, si planifico mis esfuerzos serán más racionales y productivos, además analizaré las opciones, haciéndolas más racionales y, por tanto, mejores.

Toni Nadal, tío del tenista Rafa Nadal, uno de los deportistas más importantes de España, dice que para entrenar a su  sobrino usa la fórmula de del sabio griego Solom: método, esfuerzo, voluntad, sacrificio y orden. Esas son las alas que les han llevado a los dos a elegir unas metas que, sin duda, les han hecho muy felices. Basta con echar un vistazo a sus caras.

José Antonio de la Hoz

Preparar el nuevo curso. Consejos rápidos

Estamos a pocas semanas del comienzo de un nuevo curso escolar. Ahí van algunosconsejos rápidos a los padres, sobre todo de niños/as de primaria:

1. Si su hijo no ha hecho nada en todo el verano le costará arrancar a principio de curso y  esta carencia repercutirá en los resultados de la primera evaluación. Aproveche estos últimos días de vacaciones para que realice las tareas encargadas por sus profesores para el verano, sobre todo las de matemáticas y lengua, materias instrumentales muy importantes para el éxito en el resto de asignaturas. Si puede acompañe a su hijo algún tiempo cada día. Establezca un horario diario de trabajo

2. Ayude a su hijo a fortalecer la voluntad. Para ello, aproveche las circunstancias de la vida ordinaria que le ayuden como levantarse y acostarse a una hora fija, ordenar su cuarto, hacer la cama, controlar el tiempo dedicado a las consolas, ayudar a poner y quitar la mesa, tener un horario para terminar deberes de verano,  etc. No exija en todas todos los días, aplique el sentido común.

3. Cuente con la queja de sus hijos/as. Volver a coger ritmo cuesta trabajo, no es cómodo, NO LES GUSTA, pero es necesario. No estamos para darles lo que les gusta, sino para educar y favorecer su desarrollo.

4. Si puede apúntelos a alguna actividad que les exija una disciplina. Un campus de baloncesto, un campamento, unas clases de refuerzo de alguna asignatura, ...les ayudará a acostumbrarse nuevamente a la disciplina. 

5. Es un buen momento para leer algo apropiado a su edad. Luego comente con él lo que ha leído. Lea usted también.

6. Si ha habido problemas en el pasado curso, es el momento de establecer un plan de acuerdo con los consejos recibidos en las tutorías. Los buenos resultados se siembran a principio de curso, no en Navidad, ni en Semana  Santa ni, por supuesto, en Mayo. Los padres tienen que ponerse las pilas a principio de curso: su papel es fundamental en el rendimiento de sus hijos.

Con los adolescentes hay que conseguir lo mismo, pero los modos de conseguirlo varían. Hay que razonar y pactar más. 

Usted conoce a su hijo/a. Tome, con sentido común y equilibrio, todas las iniciativas que le ayuden a fortalecer su voluntad, a comenzar a sujetarse a una disciplina diaria, a recordar los conocimientos de matemáticas y lengua que va a necesitar en el próximo curso.

Cuesta mucho esfuerzo alcanzar buenos hábitos. En verano es fácil caer en un exceso de tiempo libre mal enfocado, que dilapida lo conseguido durante el curso. En estos casos , arrancar no es fácil y suele notarse en las calificaciones de la primera evaluación.

José Antonio de la Hoz


Corregir a los hijos: en qué, cómo y cuando

Los niños son una esponja de 0 a 12 años. Encajan, con facilidad, las indicaciones que reciben de sus padres. El 80% de los hábitos y virtudes con los que nos vamos a defender el resto de nuestra vida, se generan en este periodo. Por estos  motivos, los padres han de volcarse en la formación y educación de sus hijos. Pero no se puede exigir todo y en todo momento.

Antes de salir de viaje nos hacemos un plan y nos marcamos unos objetivos. Para acometer cualquier tarea más o menos compleja nos paramos, pensamos, decidimos como acometerla,… y nos hacemos un plan que nos sirve de guía. La educación de nuestros hijoses una larga tarea, un largo viaje en el  que no se puede improvisar. Hay que formarse y establecer planes periódicos, acordes con la edad de nuestro hijo, con su carácter y temperamento, con su entorno, etc.

Hace un tiempo visitaba a unos amigos con dos hijos varones de 10 y 6 años. Llegué a la hora del aperitivo, sobre las 13.30, y me marché a las 17.00 horas. Durante las 3.30 horas que duró mi visita los niños recibieron indicaciones o correcciones en 20 ocasiones, aproximadamente. Algunas me parecieron bastante subjetivas. A título de ejemplo, hago referencia a las siguientes:

·         Indicaciones realizadas al hijo mayor:

o  Sobre la ropa que debía ponerse para salir a la calle a hacer un recado. Se trataba de ropa deportiva y el hijo quería ponerse una camiseta, pero la madre le insistió en otra.
o   Sobre la cantidad de pan que debía tomar en la comida (hablamos de un niño en su peso)
o   Sobre el lugar en que debía sentarse en la comida.
o   Prohibición de tomar un zumo antes de la comida.
o   Etc….

·         Correcciones no realizadas al hijo mayor:

o   No ayudó a poner la mesa (la pusieron el padre y la madre)
o   No ayudó a quitar la mesa (la quitó la madre)
o   Mintió en un tema a los padres y estos se limitaron a reírse.
o   El niño se cabreó con el padre por una corrección y acudió a la madre. Esta defendió y desautorizó al padre delante del hijo.

Tengo muchos amigos y la mayoría con uno o dos hijos. Los datos están un poco desfigurados y recogidos de varias situaciones. El dato fijo son las continuas correcciones.

Cuando los padres no hablan, entre ellos,  sobre sus hijos y las metas educativas a marcarse, puede ocurrir lo siguiente:

·        -  O no corrigen nada o lo corrigen todo
·      -   Visten caprichos personales con  argumentos educativos (ejemplo: tráeme las zapatillas, de forma habitual…)
·       -  Se corrigen cosas sin importancia y se pasan por alto detalles importantes. En nuestro caso se pasa por alto, al parecer de forma habitual, la mentira del niño, pero se insiste en el modelo de camiseta deportiva a ponerse. Más adelante, cuando sean adolescentes, querrán que les cuenten cosas más gruesas.
·        -  El padre desautoriza a la madre y viceversa.
·        -  Se cae con facilidad en la arbitrariedad

Nadie es perfecto, todos cometemos y cometeremos errores pero, vuelvo a repetir, los padres deben hablar periódicamente sobre la educación de sus hijos. Establecer metas asequibles  pero exigentes para cada uno. Dar ejemplo en lo que se exige. Formarse e informarse sobre las exigencias básicas en cada edad. Dejar espacios en los que los hijos tomen decisiones para no coartar su creatividad futura , su iniciativa y proactividad…,. Todo esto se puede concretar  en lo siguiente:

  •  Los padres hablan, al menos una vez al mes, sobre los hijos, en un ambiente distendido y se ponen de acuerdo en lo que exigir.
  • Los dos cónyuges  exigen de forma constante, en cada momento, en dos o tres cosas importantes. Dejan tiempo para que se conviertan en hábito y cambian periódicamente de meta.
  • Un cónyuge no desautoriza al otro delante del hijo. Se  habla a parte, se negocia y se llega a un consenso sobre lo que hacer. Se es fiel a lo pactado, aunque no estemos totalmente de acuerdo.
  • Distinguimos perfectamente los tiempos y espacios educativos de los tiempos y espacios propios de nuestros hijos. A título de ejemplo:

o   No debo meterme en los gustos de mi hijo (colores, olores, equipos deportivos, etc). No ridiculizo sus opciones
o   Podemos exigirle a nuestro hijo que tenga ordenado su armario, pero no cómo ordenarlo.
o   Podemos exigirle que sea limpio, pero no cómo y con qué hacerlo.
  •           Nos esforzamos por vivir lo que exigimos.


Si corregimos  a nuestros hijos en todo y en todo momento, puede que:

  •   Nuestro hijo tenga en el futuro poca iniciativa. De esta forma evita las continuas correcciones.
  •      Nuestro hijo no sepa tomar decisiones en el futuro, porque solo los demás – mientras era niño, sus padres- hacen las cosas bien.

  •     Nuestro hijo tenga en el futuro una personalidad servil. Hago lo que dice el otro para evitar la crítica.

  •   Nuestro hijo tenga una personalidad anancástica. Pues nunca está a gusto con lo que hace, ya que siempre le parece que está mal hecho.

  •    Nuestro hijo tenga en el futuro baja autoestima. Si me corrigen en todo es que no hago nada bien.

  •    Nuestro hijo sufra en el futuro trastornos afectivos, porque la proporción entre críticas y detalles de afecto estaba desequilibrada a favor de las críticas.
  •   Mis nietos sufran el mismo problema de falta de iniciativa, indecisión, servilismo, perfeccionismo, baja autoestima, y trastornos afectivos de mis hijos.
José  Antonio de la Hoz

Competencias que se exigen en el mercado laboral


Para educar a un hijo hay que tener claro donde se quiere llegar. Intentar que sea feliz siendo  buena persona,  buen profesional y  buen ciudadano, es una opción aceptable para la gran mayoría, pero hay estudios en los que se desciende al detalle, como este que he localizado en http://www.consumer.es ,elaborado por Azucena García y publicado el 3 de abril de 2013. Bastantes competencias tienen que ver con la educación recibida de los padres, como es el caso delcomportamiento ético, la iniciativa, las habilidades de comunicación, la inteligencia emocional...., etc. El estilo de comunicación o autoridad de los padres, sus capacidades, sus valores, sus hábitos...inciden en la adquisición de esas competencias requeridas por el mercado laboral. Ahí va el artículo


Competencias profesionales más valoradas, qué debe fomentar la universidad

 -El momento actual de crisis ha impulsado un cambio en las competencias más valoradas por las empresas y en su coordinación con la formación en la universidad. Ahora se presta más atención a los idiomas, el comportamiento ético, la iniciativa o el dominio de las redes sociales, aspectos prácticos que no siempre se aprenden en las aulas. En este artículo se destaca la necesidad de adaptar la formación académica a la demanda laboral, las competencias profesionales más valoradas por las empresas y un test para conocer las habilidades personales y el nivel de idiomas.

Formación académica y demanda laboral
Mientras se estudia se adquieren muchos conocimientos teóricos. Se busca una formación completa y se espera que esta sea útil en el futuro profesional. Sin embargo, no siempre ocurre así. Una investigación del Instituto Nebrija de Competencias Profesionales y la Nebrija Business School, titulada "Competencias profesionales más demandas en la empresa", detalla precisamente lo que buscan y valoran las empresas en sus trabajadores. El principal valor del estudio reside en que se ha elaborado a partir de las respuestas de directores generales y responsables de recursos humanos.
Es necesario ajustar la formación a las necesidades del mercado de trabajo y superar el desencanto de los universitarios, cuyos rendimientos profesionales son inferiores a las expectativas
De sus conclusiones se extrae que es necesaria una mayor coordinación entre la universidad y la empresa. La formación ha de complementarse con otras habilidades requeridas en el momento de buscar empleo y que no siempre se enseñan en las aulas. Por ello, este estudio ha revelado algunas claves para intentar "ajustar la oferta formativa a las necesidades reales del mercado de trabajo".
La Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y la Acreditación (ANECA) llevó a cabo la investigación "El debate de las competencias", en la que recogió las opiniones de los estudiantes universitarios sobre sus competencias reales, las expectativas profesionales y los déficits percibidos. En el mismo, los jóvenes manifiestan "un cierto desencanto con los estudios universitarios, al considerar que sus rendimientos profesionales no responden a las expectativas creadas" y critican la "titulitis", que "obliga" a realizar estudios superiores, pese a la tasa de paro en este grupo.
Cada vez son más quienes, incluso, aseguran que de haber sabido antes esto nunca hubieran ido a la universidad, o se hubieran decidido por estudios de Formación Profesional, y creen que los planes de estudios son "obsoletos", cuentan con "demasiada teoría" y proporcionan "una formación real en solo tres o cuatro asignaturas". Se lamenta sobre todo la falta de asignaturas prácticas.
Competencias profesionales más valoradas
En el análisis de la Escuela de Negocios de Nebrija se aprecian cambios entre las competencias a las que se ha dado valor hasta ahora y otras que "están cobrando cada vez más importancia en el nuevo paradigma económico y social", señala el informe. Estas son:
  • Comportamiento ético.
  • Iniciativa, intraemprendimiento, creatividad e innovación.
  • Motivación por el desarrollo individual.
  • Inteligencia emocional.
  • Conciliación de la vida personal y profesional.
  • Gestión de la diversidad, tanto cultural como de género, raza o edad.
  • Gestión del cambio (flexibilidad, polivalencia).
  • Comunicación 2.0.
El "Segundo estudio de las demandas de los empleadores de titulados/as universitarios/as de la provincia de Valencia", de mayo de 2011, detalla que "los aspectos más valorados en la selección de titulados universitarios" son:
  • Experiencia laboral específica.
  • Características personales.
  • Flexibilidad.
  • Conocimientos de informática.
  • Titulación buscada.
  • Prácticas en empresas.
  • Conocimiento de idiomas.
  • Formación de posgrado.
La universidad donde se haya estudiado, las estancias en el extranjero, la movilidad geográfica y el expediente académico son, por este orden, los aspectos menos valorados en este estudio.
"Las competencias profesionales en los titulados", un análisis del Centro de Alto Rendimiento de AccentureUniversia, aseguraba en 2007 que la formación en competencias era aún un reto para la universidad. Además, destacaba como competencias más valoradas:
  • Habilidades personales y profesionales.
  • Motivación.
  • Adaptabilidad.
  • Orientación a la calidad.
  • Iniciativa personal.
  • Habilidades de comunicación.
  • Habilidades de integración en un equipo.
Test para conocer las competencias
Conocer las habilidades propias es clave para averiguar los puntos fuertes y débiles de cada uno. El Ministerio de Educación propone para ello dos test:

-Cuestionario de habilidades para saber las competencias de cada uno respecto al autoaprendizaje, capacidad autocrítica, búsqueda de información, organización del tiempo, habilidades sociales, gestión de proyectos y resolución de problemas, capacidad de adaptación, comunicación y competencia digital.

-Cuestionario para conocer el nivel de idiomas. Es posible realizar un test de autoevaluación o pasaporte de lenguas. Este es un documento que se puede descargar y cumplimentar para reflejar en él competencias lingüísticas (hablar, leer, escribir, escuchar), diplomas, cursos u otros aspectos relacionados con otros idiomas y culturas.




Ideas que tú y tus hijos no oiréis habitualmente


     1.       Cuando papa, mama, mis amigos, mi pareja, mis vecinos…dejan de ser un comodín para que yo “viva mejor”.

     2.       Cuando siendo niño no me daban la razón en todo, ni me daban todo lo que pedía.

      3.       Cuando desde pequeño el  problema no fueron  las circunstancias sino como reaccionaba ante ellas.

4.       Cuando descubrí  que levantarme a las ocho de la mañana o antes, aunque sea de mala gana, me sentaba bien a mi y a los míos. Cuando dormía lo suficiente.

5.       Cuando los que me han rodeado me han ayudado a asociar el dinero al esfuerzo personal y la madurez  a terminar todo lo que empezaba.

6.       Cuando cumplo con los horarios y estoy diez minutos antes de lo previsto. Cuando en mi tiempo de ocio leo libros, oigo música, veo teatro…y poca televisión.

7.       Cuando los que están cerca de mi en el colegio, en el instituto, en el trabajo, en la casa…,sonríen y me saludan si me ven aparecer. Cuando me esfuerzo en comprender y disculpar a los demás.

8.       Cuando las cosas materiales, propias o ajenas, las trato como si fueran mías y mis espacios materiales transmiten orden y equilibrio. Cuando me aseo a diario y se ponerme la ropa adecuada en cada momento.

9.       Cuando aprendo a poner un poco de humor en las situaciones, aunque den ganas de llorar. Cuando admito los errores e intento corregirlos.

10.   Cuando en muchas ocasiones he sentido la soledad al tomar decisiones incómodas.

ENTONCES

-          He sido alguien importante para mis padres a costa de su tiempo y su descanso.

-          He sufrido, pero controlo mis sentimientos y disfruto de una voluntad fuerte.

-          He podido elegir metas difíciles porque he confiado en alcanzarlas.

-          He llorado de vez en cuando, pero me han ayudado a secarme las lágrimas.

-          Los demás comparten sus cosas conmigo con la seguridad de que salen ganando.

-          Cuentan conmigo para asuntos importantes.

-          Genero confianza en los que me rodean.

-          Tengo más o menos amigos, pero verdaderos.

-          Tienen en cuenta mi opinión .

-          Recibo tanto o más de lo que doy.
-           Me siento más libre, por que hago las cosas por que quiero, no por que me apetecen.

-          Cuento con más probabilidades de que mi trabajo, mi familia, mis relaciones sociales, mi formación, mis amigos….vayan bien.

-          Soy más feliz


Duro y realista artículo recogido en http://www.thefamilywatch.org/cos/cos-1214-es.php que marca, más que nunca, la hoja de ruta de nuestros hijos, alumnos...al menos en la próxima generación: los bienes materiales tienen un precio, los logros requieren mucho esfuerzo, se nos comprende en el seno de la familia pero no fuera de ella.... Para hacer más asequible la lectura, solo recojo una parte del artículo.

"...Así se formaron al menos dos generaciones de europeos. En escuelas que en vez de formarlos para el esfuerzo y la responsabilidad los han formado para reclamar derechos e inculcado la fatal creencia de que el Estado benefactor se haría cargo de todo”, ha escrito Mauricio Rojas.

Por todo ello, hoy se hace más  necesario que nunca recordar las “Once reglas que tus hijos no aprenderán en el cole”, escritas por Charles Sykes pero que muchos atribuyen erróneamente aBill Gates:

1. La vida no es justa. Acostúmbrate a ello.

2. Al mundo no le importa tu autoestima. El mundo esperará que logres algo, con independencia de que te sientas bien contigo mismo o no.

3. No ganarás 5.000 dólares al mes nada más salir del instituto, y no serás vicepresidente de compañía alguna, con coche a cargo de la empresa, hasta que hayas estudiado y trabajado mucho.

4. Si piensas que tu profesor es duro, verás cuando tengas jefe: éste sí que no tendrá vocación por la enseñanza ni grandes dosis de paciencia.

5. Dedicarse a preparar hamburguesas no te quita dignidad. Tus abuelos tenían una palabra diferente para describirlo: lo llamaban oportunidad.

6. Si metes la pata, no es culpa de tus padres, así que no lloriquees por tus errores; aprende de ellos.

7. Antes de que nacieras, tus padres no eran tan aburridos como ahora. Empezaron a serlo cuando empezaron a pagar tus cuentaslavar tu ropa y escucharte hablar acerca de lo superguay que eres y lo carcas que son ellos. Así que, antes de emprender tu lucha por las selvas vírgenes contaminadas por la generación de tus padres, pon orden en tu propia vida, empezando por tu cuarto.

8. En la escuela puede haberse abolido la diferencia entre ganadores y perdedores, pero en la vida real no. En algunas escuelas ya no se repite y te dan las oportunidades que necesites para encontrar la respuesta correcta en un examen y sacar adelante la tarea. La diferencia con la vida real es total.

9. La vida no se divide en evaluaciones. No disfrutarás de largas vacaciones estivales en lugares remotos, y muy pocos jefes colaborarán a que te encuentres a ti mismo. Todo eso tendrás que hacerlo en tu tiempo libre.

10. La televisión no es la vida. En la vida cotidiana, la gente tiene que salir del café para ponerse a trabajar.


11. Sé amable con los nerds (empollones): es muy probable que termines trabajando para uno de ellos.




12 requisitos para inculcar buenos hábitos a los hijos



El El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua define la palabra hábito como un “Modo especial de proceder o conducirse adquirido por repetición de actos iguales o semejantes, u originado por tendencias instintivas”.
También se define al hombre como “Animal racional…”. Un alumno respondía esto en un examen y añadía “vaya mezcla más explosiva” porque, efectivamente, está en manos del hombre decidir que parte de la definición impera en su vida.

Los hábitos están inspirados por principios y valores que generan comportamientos más cercanos a la parte instintiva, impulsiva y sensorial del ser humano o a la parte racional e intelectual. La primera nos da un ser humano más preocupado de los deseos , del tener, de cómo nos apetece ser.  La segunda nos acerca más a cómo debemos ser, a la ética y a los valores.

Somos más hombres cuanto más desarrollamos la parte intelectual de nuestra naturaleza, que constituye nuestro signo distintivo del reino animal. Un problema reciente  de nuestro mundo actual  es que se usa la razón para justificar la deriva hacia principios y valores que terminan dándole más protagonismo a los instintos, con la socorrida justificación de la libertad y, paradojas de la vida, terminamos siendo más esclavos que nunca.

En una clasificación simple podemos hablar de hábitos positivos o negativos. Los primeros cuesta adquirirlos, necesitan de principios sólidos que apoyen el necesario esfuerzo para adquirirlos. No se consiguen de forma espontánea, exigen iniciativa personal y dedicación.   A modo de ejemplo, ser estudioso necesita de un esfuerzo continuado durante mucho tiempo, empujados en su inicio por el ejemplo y la exigencia de nuestros padres. Los hábitos negativos son más fáciles de adquirir, ya que basta con dejarse llevar por los instintos. Ser un comilón no exige un especial esfuerzo, basta con comer siempre que tenemos gana y de todo lo que nos apetece. Se empieza a ser infiel a la pareja cuando respondemos siempre a cualquier invitación del instinto sexual desde que este aparece. Se es perezoso cuando no se hace lo mínimo de forma repetida.

Los hábitos positivos se adquieren por repetición de actos, exigen fuerza de voluntadejemploapoyo ytiempo, la educación es un plato que se cocina lento. Se adquieren más fácilmente si se cultivan desde la infancia.

Educar hábitos positivos exige de los padres, profesores o educadores  varios requisitos:

1.       Apoyarse en grandes valores y  cultivar el hábito que exigen (coherencia).

2.       Mantener la exigencia en el tiempo (constancia).

3.       Comprender y motivar al niño cuando fracase. Aplicar punto 2

4.       Reconocer  y elogiar los avances.

5.       Hacer los hábitos atractivos.

6.       Querer a los niños con sus limitaciones, sin dejar de aplicar el punto 2. Mucho más si se trata de los hijos.

7.       Insistir más en el esfuerzo que en los resultados, sin dejarse engañar.

8.       Formarse sobre los hábitos a cultivar en cada edad (ver los enlaces de este blog)

9.       Si se trata de un hijo, consensuar periódicamente un plan de acción con el otro cónyuge. Si es un alumno, consensuar ese plan con los dos padres.

10.   Favorecer una voluntad fuerte en el niño/a desde pequeños. La necesitará para conseguir hábitos positivos

11.   Que tengan como última meta favorecer un modelo de  persona libre, ética  y autónoma, capaz de conocer y desarrollar todas sus capacidades.
12. Buscar sinceramente el bien del hijo, alumno… y no el éxito personal.

José Antonio de la Hoz
Profesor y orientador

Ventajas de educar en la generosidad


El segundo centro escolar en el que estuve dando clases, era pequeño de instalaciones y de número de alumnos. Impartía la antigua FP y tenía alrededor de 200 alumnos matriculados, número que no era suficiente para atender los gastos.  La situación financiera no era buena, imperaba el desánimo entre los profesores, y había serios problemas de disciplina entre los alumnos. Para completar el cuadro las instalaciones reclamaban, a gritos,  una importante  reforma.

Pasados tres años el panorama cambió radicalmente:desaparecieron los problemas de disciplina, cambió radicalmente el ánimo de los profesores, se llegó al tope de matriculaciones de alumnos y desapareció el déficit.

¿Qué cambió? Lo primero que cambió fue el equipo directivo y, con él, la actitud de los profesores. ¿Qué aportó el equipo directivo? Unida de acción – todos íbamos  una -, participación en la toma de decisiones – respetando el ideario- , iniciativa y GENEROSIDAD.

Decía Morris West, autor de “Las sandalias del pescador”, que  “el ejemplo es un libro que todos los hombres pueden leer”.  Cuando en un equipo de personas hay una o dos que se responsabilizan de las tareas que nadie quiere, cuando se da más de lo que en justicia se debe, cuando se está disponible fuera de horario…, entonces nadie tiene excusa para dar lo mejor de sí mismo.

Ya parece claro que estamos hablando de generosidad, de que los padres den ejemplo de generosidad y eduquen a sus hijos para que sean generosos, que no es sinónimo de tontos. Y que, como a los niños los educa toda la tribu, que TODOS MEJOREMOS EN ESTE HÁBITO. Más abajo os doy motivos para el cambio.

Los padres pueden y deben dar argumentos para ser generosos, pero lo que vale es el ejemplo.  Hablamos de hacer tareas en casa, en la medida de las posibilidades de cada uno; de dedicar tiempo a estar con los hijos y con el cónyuge, de dar cosas a quien lo necesite – algo de dinero, juguetes,…-, de ayudar a compañeros, vecinos, de participar en labores sociales, etc.

¿Y cuál es el final de la historia? Pues individualmente, la generosidad es un imán del afecto de los demás y, por tanto, de una sana socialización.  Un estudio reciente de Sonja Lyubomirsky, de la Universidad de California Riverside, realizado a trabajadores de Coca-Cola Iberia,  señala que la generosidad se contagia y mejora el bienestar laboral -  yo añadiría que también el social-, y que   las personas más generosas se muestran menos irritables, tienen mejor apetito, mejor calidad de sueño, reducen sus síntomas depresivos y se sienten más comprometidas con su trabajo.Además de todo ello, son capaces de generar mayor conexión con el resto de compañeros.

Parece claro que individual, laboral y socialmente, la generosidad no trae más que ventajas. Para terminar añado una idea de Martin Seligman, padre de la psicología positiva: “El altruismo es una fuente de felicidad duradera”. No quiero terminar sin decir que soy creyente, y que todo esto ya lo dijo alguien hace 2000 años aproximadamente.

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