Para
enfrentarse a la vida, para levantarse cada día y cumplir con nuestras
obligaciones, para superar los obstáculos que nos alejan de los objetivos y
metas que nos proponemos, necesitamos dos capacidades:
MOTIVACIÓN Y FUERZA DE VOLUNTAD.
La
motivación mantiene fuertes vínculos con la propia personalidad y con nuestro nivel de autoestima . En la infancia la autoestima está muy relacionada con el
afecto y cariño que nos dispensan nuestros padres, que se manifiestan en gestos
y en palabras. Lógicamente también los logros que se alcanzan van creando una historia
personal que alimenta la autoestima y predispone a conseguir nuevas metas.
En
este artículo me centro en formas positivas concretas de comunicarse los padres con los hijos. Son muchos los padres que solo destacan lo que sus hijos hacen mal, obviando sus logros y comportamientos positivos
La
tarea de educar no es fácil para los padres porque no es la única a la que se
enfrentan. Casi todos deben compatibilizarla con un trabajo exigente, que les deja pocas ganas de sonreír cuando
llegan a casa y hace que su paciencia sea escasa, pero su estilo de
comunicación con los hijos es uno de los factores que van esculpiendo, día a
día, su personalidad y la forma de afrontar sus obligaciones.
Los
hijos se creen a pie juntillas lo que los padres les dicen cuando son pequeños.
Calificativos como “tonto”, “imbécil”, “vago”,
“inútil”…hacen mella e influyen, en parte, en su forma de comportarse presente y futura.
Que
los hijos se equivocan y tienen limitaciones es una verdad fuera de toda duda.
Pero también es cierto que hacen muchas cosas bien a diario y que tienen
habilidades, competencias, comportamientos positivos, valores, etc. Por eso los
padres, si quieren ser justos, deben
corregir los errores y defectos de sus hijos, pero también alabar sus aciertos.
Si quieren ser inteligentes, harán las mismas alabanzas – o más – que correcciones.
Está en juego el nivel de autoestima de sus hijos y su capacidad de afrontar la
vida con motor propio. Me refiero a las alabanzas basadas en motivos reales, en vencimientos diarios, en esfuerzos en lo cotidiano, en comportamientos ejemplares,... de lo contrario estaríamos fomentando una personalidad narcisista y endeble.
Llega
a mis manos un listado de frases positivas que podemos dirigir, cada día, a
nuestros hijos/as. Lógicamente es imposible usarlas todas, se trata más bien de tenerla como referencia, de leerla, de seleccionar cada tiempo -día, semana- algunas para usarlas. Es interesante porque aporta “formas concretas”
de alabar que son positivas si detrás de ellas hay un motivo real y
convencimiento propio, ambos fácilmente detectables por nuestra prole. Dicho
esto, ahí va el listado:
Para fomentar
la competencia:
§ Mira lo que has
conseguido. ¡Es fantástico!
§ Te está costando pero
lo estás haciendo muy bien.
§ Parece que disfrutas
mucho haciendo eso.
§ Te está saliendo muy
bien. Sigue así.
§ Es cierto que puedes
mejorarlo. Sigue practicando y lo conseguirás.
§ No me ha gustado lo
que has hecho. Sé que lo puedes hacer mejor
§ Por supuesto que
puedes mejorar. Todavía puedes dar más de ti.
§ Te pido esto porque sé
que puedes hacerlo.
Para fomentar
la iniciativa:
§ Tu esfuerzo ha valido
la pena.
§ Estoy seguro de tu
talento. ¡Atrévete!
§ ¡Mira lo lejos que
has llegado!
§ Fíjate en el error e
inténtalo de nuevo. Seguro que ahora es más fácil.
§ Me gustan tus ideas.
§ Vas por buen camino,
sigue así
§ Seguro que encuentras
una solución mejor.
§ Inténtalo, no importa
si lo consigues o no. Todos nos equivocamos y así aprendemos.
Para fomentar
la comunicación:
§ No opino lo mismo que
tú pero te agradezco que me lo digas.
§ Dime cuál es tu
opinión. Me interesa.
§ ¿Qué te parece?
§ Esa es una buenísima
observación. Gracias.
§ Esa pregunta es muy
interesante.
§ Me gusta que me
preguntes cosas.
Para potenciar
su identidad:
§ Me gusta cómo eres.
§ Te quiero, te quiero,
te quiero.
§ Espero que estés
orgulloso de ti mismo.
§ Me gustas cuando
sonríes.
§ Me encanta tu
compañía.
§ Me gusta ver en lo
que te estás convirtiendo.
§ No te compares con
nadie. No hay nadie como tú.
§ No podemos ser buenos
en todo. Por eso tenemos nuestros talentos especiales.
§ Eres especial, no hay
nadie como tú.
Para fomentar
la responsabilidad:
§ Sé que puedo confiar
en ti.
§ Me has demostrado ser
responsable.
§ Equivocarse es bueno.
Te enseña a mejorar.
§ No te lo permito pero
te quiero.
§ Toma una decisión.
Confía en ti mismo.
Para fomentar
la colaboración:
§ Gracias por tu ayuda.
§ Lo que has hecho ha
sido muy importante para mí.
§ Yo no lo habría hecho
así pero así está perfecto.
§ Yo no lo veo de la
misma manera. Dime por qué piensas de esta manera.
§ Tómate tu tiempo para
hacerlo.
§ Seguro que entre los
dos es más fácil.
§ Sé que te cuesta un
gran esfuerzo por eso te lo agradezco más.
Es obvio que este listado puede usarse con el cónyuge, amigos, compañeros de trabajo, etc. ¡Ánimo!, para vosotros y para mi
Es obvio que este listado puede usarse con el cónyuge, amigos, compañeros de trabajo, etc. ¡Ánimo!, para vosotros y para mi
José Antonio de la Hoz
Fuente: Elena
Roger Gamir, Pedagoga- Solohijos.com
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