miércoles, 21 de mayo de 2014

Cómo influye la Inteligencia Emocional en el rendimiento académico de tus hijos


Dicen muchos que educar la inteligencia emocional de los niños/as, desde pequeños, es un factor de mejora individual y social. Pero mover a los padres, a los profesores y a los propios alumnos hacia cualquier tipo de mejora no es fácil; hay que buscar motivos consistentes para que no terminen cayendo en la desmotivación, la dejadez personal, la mediocridad o el egoísmo . Entraríamos, de esta forma, en el terreno de la ética, la psicología o los valores, tratados en otras entradas de este blog. Ahora voy a centrarme en lo que aporta la educación emocional de los niños a su rendimiento académico y  a su mejora personal y social.

Según un estudio de la Fundación Botín, formar la Inteligencia Emocional en los centros educativos – supongo que también en la familia -, “fomenta la igualdad frente a las diferencias en el ámbito de la conducta y el aprendizaje. También favorece que los niños sean más capaces de afrontar las incertidumbres con comprensión, creatividad y sentido de la responsabilidad”. El que es capaz de manifestar sus inquietudes y problemas de forma adecuada, en el momento adecuado y a la persona adecuada, termina entendiendo y controlando mejor su entorno que el que no lo hace, interactúa más eficazmente con él y mejora y hace mejorar a los que le rodean.

Formar la Inteligencia Emocional de los alumnos de primaria de un centro educativo requiere de un proyecto. La Fundación Botín lo tiene y lo aplica en centros escolares de cuatro comunidades autónomas: Cantabria , Madrid, Navarra y la Rioja. A título de ejemplo, estas son algunas de las actividades que se desarrollan:
  • Aprovechar la presencia de alumnos con carencias para enseñar al resto a valorar lo que tienen, a respetar las diferencias, a adaptarse eficazmente a su realidad, etc.
  • Organizar patrullas escolares que vigilen que no ocurra nada en el recreo, que son formadas previamente para comunicarse de forma constructiva y asertiva.
  • Organizar patrullas verdes que velan por la limpieza del centro escolar.
  • Que los propios alumnos elaboren las normas que van a cumplir durante el curso.
  • Cuando consiguen una meta positiva se pone un cartel en el pasillo para que se sepa y el resto  imite. 
  • Cinco minutos de música relajante después del recreo y otras actividades que les enseñen a relajarse.
  • Festivales, felicitación a los que cumplen años,  dedicatorias, etc.
  • Enseñar e evitar determinadas frases y juicios provocativos, mostrando los efectos que causan.
  • Narración y análisis de historias, Role Playing, …para enseñar a gestionar el enfado y razonar sobre las respuestas correctas y cómo alcanzarlas.
  • Rodear a los niños de valores humanos y entornos bellos.

Según Belinda Heys, de la Fundación Botín, se trabaja en seis módulos: “Bienestar emocional, logros personales, nutrición y salud física, cuerpo, movimiento y ejercicio, cuerpo como modo de expresión y el yo y la responsabilidad social como modo de ayudar a los demás” Sigo pensando que esto ayuda pero que está cojo para llegar a una felicidad interior consistente y con cierta permanencia. A título de ejemplo, la actitud de ayudar a los demás requiere de argumentos trascendentes y esfuerzo personal apoyado en valores, para mantenerla en el tiempo, de lo contrario terminará por imponerse, en mayor o menor grado, el razonamiento de que "la vida es corta y voy a preocuparme fundamentalmente de mi”

Según  Fátima Sánchez no se dedican clases específicas a la formación de la Inteligencia Emocional de los alumnos, sino que se trabaja de forma transversal, es decir, aprovechando el resto de clases, siempre y cuando los profesores cumplan unas pautas programadas mientras trabajan con sus alumnos. De esta forma se mejora el clima escolar y, con él, el rendimiento académico.  

Los efectos que se consiguen son los siguientes: “…logramos que los niños aprendan a conocerse más a ellos mismos, saben cómo son y, por ello, aumentan su confianza y autoestima personal. Además, conocen lo que es la empatía, valoran y respetan cómo son los demás compañeros del grupo, saben identificar y expresar sus propias emociones, desarrollan el autocontrol, la toma de decisiones responsables y la realización de actividades saludables. Por otra parte, conseguimos un buen desarrollo social, puesto que saben cómo relacionarse con los demás y adquieren una gran autoafirmación; es decir, saben lo que quieren y aprenden a decir "no", a pesar de que el resto del grupo diga lo contrario».

Parece que esta formación reduce sensiblemente los problemas de disciplina en los centros escolares llegando, en algunos casos, al 25% de mejora. Los porcentajes de mejora del rendimiento académico pueden llegar al 14%, tal y como ocurrió en el Roger Weissberg en USA y publicado en la revista child development en su número de enero/febrero  de 2011.

Termino con dos frases, la primera de Antonio Damasio, Jefe de Neurología del Centro Médico de la Universidad de Iowa y Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica:  “El aprendizaje está conectado con las emociones, por eso hay que aprender a enseñar de forma divertida”

La segunda de René Diekstra, profesor de psicología, dice así: "Podemos educar las emociones de dos formas: aprender a percibirlas e indicarlas adecuadamente y aprender a gestionarlas. Las emociones son importantes para el empleo, las relaciones con los demás y la salud mental y física"

José Antonio de la Hoz

martes, 13 de mayo de 2014

Adolescentes, alcohol y alteraciones en el desarrollo



El consumo abusivo y crónico de alcohol produce daños en el cerebro que modifican la estructura y la fisiología de sistemas neurológicos específicos. Los daños son producidos por la acción tóxica directa del etanol y sus metabolitos, y pueden verse aumentados por circunstancias personales de salud.

Uno de los efectos es la reducción del volumen del cerebro, afectando más  al hipocampo, el cerebelo o la corteza prefrontal, áreas implicadas en procesos de memoria, coordinación motora, toma de decisiones, fijación de objetivos futuros o la definición de estrategias.

ADOLESCENTES Y CONSUMO DE ALCOHOL

Según el Informe de la ENCUESTA ESTATAL SOBRE USO DE DROGAS EN ESTUDIANTES DE ENSEÑANZAS SECUNDARIAS (Estudes 2014):

  • El alcohol y el tabaco, seguidos del cannabis siguen siendo las drogas más consumidas por los estudiantes españoles. Le siguen, por este orden, hipnosedantes (con y sin receta), cocaína, éxtasis, alucinógenos, anfetaminas, inhalables volátiles y heroína, que se sitúa en último lugar.
  • Porcentaje de estudiantes que han consumido sustancias en el último año
    • Alcohol: 81,9%
    • Tabaco: 35,3%
    • Cannabis: 26,6%
    •  ……
  •  El consumo de alcohol, tabaco e hipnosedantes está más extendido entre las chicas. Los chicos que consumen alcohol lo hacen de forma más intensa. El consumo del resto de sustancias está más extendido entre varones
  • Porcentajes de consumidores de alcohol en el último año,  por edades:
o   14 años: 63% han consumido alguna vez
o   16 años: 84%
  •  Edad media de inicio en el consumo de alcohol: 13,9 años
  • El 83,9 por ciento de los estudiantes de entre 14 y 18 años ha probado alguna vez en la vida el alcohol. El 81,9% han consumido en el último año y el 74% ha consumido alcohol en el último mes.
  • 6 de cada 10 estudiantes se ha emborrachado alguna vez, 5 de cada 10 lo hizo en el último año y 3 de cada 10 en el último mes. Desde 1994 se observa una tendencia global ascendente en la proporción de estudiantes que se han emborrachado en los últimos 30 días.
  • Con 17 años, el 63%, casi dos tercios de los estudiantes, se han emborrachado en el último año.
  • Las mujeres consumen alcohol en mayor proporción que los hombres, e incluso el porcentaje de chicas que se emborrachan es mayor que el de los chicos. Así, el 29,2% de las escolares de 14 años se han emborrachado alguna vez en el último año.
  • El 43% de los estudiantes de 16 años y la mitad de los de 17 se han atracado de alcohol alguna vez en el último mes (5 o más copas en un corto espacio de tiempo).
  • La encuesta incluye por primera vez una pregunta específica sobre el “botellón”.  El 62% de los encuestados ha participado en uno al menos una vez en el último año y el 53,3% en el último mes. La encuesta también revela una relación directa entre el “botellón” y los atracones de alcohol. Los consumos intensivos (borracheras y atracón de alcohol) son más habituales entre los que “hacen botellón”. Lo mismo sucede con la relación entre el “botellón” y el consumo de otras drogas: los escolares que realizan “botellón” presentan una mayor prevalencia de consumo de cannabis y cocaína.
  • El supermercado (61,8%), seguido de bares o pubs (57,7%) son los lugares donde con más frecuencia los escolares consiguen el alcohol, pese a que la venta a menores está prohibida. En cuanto al lugar donde lo consumen, 6 de cada 10 menores lo hacen en bares y pubs y 5 de cada 10, en discotecas, y el 57%, en espacios abiertos. Durante el fin de semana las bebidas que más se consumen son los combinados, la cerveza y el vino y, entre semana, la cerveza. 

CEREBRO ADOLESCENTE

La adolescencia es una etapa de transición entre la niñez y la edad adulta que abarca, aproximadamente, la segunda década de vida (11 a 25 años según la OMS). En esta etapa hay cambios de conducta (aumento de la interacción social, toma de riesgos, etc) importantes para desarrollar habilidades necesarias para una vida independiente y adulta, pero que pueden predisponerlos para desarrollar conductas de riesgo.

En comparación con el adulto, el cerebro adolescente presenta una región cortical prefontral más amplia, una mayor neurogénesis (formación de células cerebrales nuevas), una intensa poda sináptica (desaparición de conexiones neuronales  poco utilizadas) y una extensa reorganización en la acción de algunos sistemas de neurotransmisores (glutamato, serotonina, dopamina, etc) en zonas concretas del cerebro. Estos cambios afectan a zonas claves del cerebro para el aprendizaje, la memoria, el procesamiento afectivo y las funciones ejecutivas (estructuras límbicas , temporomediales y regiones prefrontales)





Durante la adolescencia se producen  mejoras en procesos como la atención, la velocidad de procesamiento o memoria, la flexibilidad cognitiva, el control inhibitorio, la planificación o la toma de decisiones. Estas funciones que se van consolidando en la adolescencia son más sensibles al consumo abusivo de alcohol, que en el cerebro adulto.
El alcohol, por tanto, podría alterar el neurodesarrollo adolescente y, de esta forma, condicionar de forma significativa sus oportunidades futuras en el ámbito educativo, laboral o social.

ALCOHOL Y RENDIMIENTO COGNITIVO EN LA ADOLESCENCIA

Los adolescentes que practican el consumo abusivo discontinuo (fines de semana) de manera regular muestran un menor rendimiento neuropsicológico, en comparación con los no consumidores o con consumidores no intensivos, en tareas que requieren atención sostenida, memoria episódica (memoria relacionada con sucesos autobiográficos -momentos, lugares, emociones asociadas y demás conocimientos  contextuales-  que pueden evocarse de forma explícita), memoria de trabajo (se usa para el almacenamiento temporal de información y su manipulación)y otras en las que participan funciones ejecutivas. También es frecuente que presenten alteraciones emocionales con más frecuencia y mayor intensidad que los no bebedores.

ALCOHOL, FUNCIONES EJECUTIVAS Y MEMORIA ESPACIAL

Tomando una muestra de estudiantes universitarios  se estudian los efectos del Binge drinking (consumo excesivo de alcohol). Se considera tanto el hecho de consumir como el de no consumir, así como el historial de consumo. Los resultados son los siguientes:
·         Los sujetos que consumen alcohol en gran cantidad obtienen peores rendimientos en ambos tipos de pruebas (funciones ejecutivas y memoria espacial) que los que no consumen e, incluso en algunas, peor que los que consumen moderadamente.
·         Los que llevan tiempo bebiendo de modo regular también obtienen peores resultados.
·         Parece haber una mayor afectación de las funciones ejecutivas, luego parece que, a esas edades, los efectos del alcohol repercuten más en la corteza prefontral que en el hipocampo.

Son componentes de las funciones ejecutivas la MEMORIA DE TRABAJO (se usa para el almacenamiento temporal de información y su manipulación), la PLANIFICACIÓN (nos ayuda a establecer y ordenar las actividades tendentes a la consecución de objetivos establecidos), la FLEXIBILIDAD (hace posible trasladar a nuevos contextos los conocimientos adquiridos con anterioridad), la MONITORIZACIÓN ( hace referencia a la supervisión necesaria para la ejecución del plan de acción establecido en la planificación de las acciones, conductas o pensamientos encaminados al logro de una meta) y la INHIBICIÓN DE CONDUCTAS (se refiere a la interrupción de alguna respuesta o secuencia de conductas, que anteriormente han sido automatizadas o aprendidas, para resolver alguna tarea o acción)


ALCOHOL, PERSONALIDAD Y ACTIVIDAD PREFRONTAL 

Los resultados del estudio  pusieron de manifiesto  que todos los estudiantes consumidores de alcohol presentaban una sintomatología disejecutiva significativamente mayor que los no consumidores. Es decir, su capacidad de planificación, toma de decisiones, inhibición de respuesta o autocontrol era menor que la de los abstemios.

Termino, como siempre, con una frase. En este caso de José Antonio Marina, filósofo y pensador:

"El 80% de los adolescentes no tiene ningún tipo de crisis. Es más, se divierten, se llevan bien con su familia y únicamente mantienen la pelea normal por ampliar los límites en la búsqueda de su independencia, algo que entra dentro de sus obligaciones evolutivas"

José Antonio de la Hoz

Fuentes:

miércoles, 7 de mayo de 2014

Comportamientos en la familia que favorecen el aprendizaje del niño en el centro escolar

En todo hogar hay un Curriculum o patrones de comportamiento que ayudan, facilitan o dificultan el aprendizaje del niño/a en el centro escolar. He encontrado un interesante artículo de Raquel Amaya Martínez, profesora del Departamento de Ciencias de la Educación de la Universidad de Oviedo, en el que se describen los patrones positivos que favorecen el aprendizaje, clasificándolos en los tres apartados siguientes :

A. La relación padres-hijos: 

1. Conversaciones diarias sobre hechos cotidianos. 
2. Expresiones de afecto. 
3. Comentarios en familia sobre libros, noticias del periódico, revistas, programas de televisión. 
4. Visitas en familia o con miembros de la familia a bibliotecas, museos, zoos, lugares históricos, actividades culturales. 
5. Estímulo para emplear nuevas palabras y para ampliar el vocabulario. 

B. Rutinas de la vida familiar: 

1. Marcar un tiempo de estudio en casa. 
2. Rutinas diarias que incluyen tiempo para comer, dormir, jugar, trabajar, estudiar y leer. 
3. Tener un lugar tranquilo para estudiar y leer. 
4. Interés de la familia en hobbies, juegos, y actividades con valor educativo. 

C. Expectativas familiares y Control 

1. Dar prioridad al trabajo escolar y a la lectura sobre ver televisión y actividades de ocio. 
2. Expectativas de puntualidad. 
3. Expectativas de los padres de que los hijos harán las cosas lo mejor que puedan. 
4. Preocupación por el uso correcto y apropiado del lenguaje. 
5. Control de los padres sobre el grupo de amigos de sus hijos. 
6. Control y análisis de los programas de televisión junto a los hijos. 
7. Conocimiento de los padres de los progresos del hijo en la escuela y de su crecimiento personal.

Todo esto no es ninguna novedad, pero es interesante disponer de esta información clasificada y ordenada para que, como padres, podamos darle una revisión periódica y establecer puntos de avance y mejora. También puede ser de utilidad a los profesores, para comentar esto en las  tutorías con padres y/o alumnos.

José Antonio de la Hoz

Fuente: http://eoepzamora.centros.educa.jcyl.es/sitio/upload/GuiaFamiliaCentroSamRedding.pdf