miércoles, 23 de abril de 2014

Adolescentes, placer y depresión

La profesora Adriana Galván forma parte del Departamento de Psicología y del Instituto de Investigación del cerebro de la UCLA (Universidad de los Ángeles – USA), dónde dirige el Laboratorio de Neurociencia del Desarrollo.  Es una reconocida experta en el desarrollo del cerebro del adolescente.

Recientemente ha sometido a adultos y adolescentes a un experimento consistente en tomar imágenes del cerebro de ambos, mediante Resonancia Magnética Funcional, mientras jugaban a juegos de apuestas, en los que las ganancias máximas no llegaban a los cuarenta dólares. Cuando ganaban los adolescentes el CUERPO ESTRIADO VENTRAL, zona del cerebro que se activa con la recompensa, presentaba mayor actividad que cuando ganaban los adultos. En otros estudios se comprobó que esta diferencia persiste con los niños pequeños.

Con este y otros estudios se relaciona la posibilidad de que los adolescentes padezcan depresión,  con las actividades que alimentan el circuito cerebral de recompensa y se ha publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, al que se puede acceder en el siguiente enlace http://goo.gl/r2elw6 . Aquí recojo algunas ideas contenidas en el :

1.       Constituye un impulso para la conducta humana cotidiana, la búsqueda de la felicidad y la recompensa, siendo esto la base de su bienestar.

2.      Los adolescentes cuyo sistema de recompensa cerebral responde más a actividades que favorecen la autorrealización (eudaimonia) – por ejemplo, actividades con un fin social o altruista, la colaboración con la familia, la moralidad, o aquellas dirigidas a conseguir un objetivo no inmediato - , tienen menos riesgo de experimentar síntomas depresivos a lo largo de la vida.

3.      Los jóvenes cuyo sistema de recompensa cerebral responde mejor a actividades hedónicas, con una gratificación inmediata, carente de significado, son más propensos al malestar psicológico. Ejemplo de estas actividades son jugar con la videoconsola, realizar compras, comer o beber.

4.      Por tanto, el bienestar psicológico duradero se logra a través de las actividades con un significado y un propósito, como la ayuda a los demás, colaborar con la familia y en el cuidado de los hermanos, la expresión de la gratitud o la búsqueda de objetivos a largo plazo.

5.      Estas conclusiones se han sacado de las pruebas de imagen cerebral realizadas a 39 jóvenes con una edad media de 17 años que, según los autores, es el primer estudio que relaciona el bienestar o el malestar mental con la predilección de los adolescente por las recompensas diferidas o inmediatas, respectivamente. La zona cerebral que se activa, objeto de estudio, es el estriado ventral.

6.      Los síntomas depresivos tienen un máximo durante la adolescencia, con un pico entre los 17-18 años. Esto es debido a que el sistema de recompensa cerebral, encargado de procesar el placer, está más activado que en niños y adultos, estando especialmente asociado a la búsqueda del riesgo. Es la época en la que más gratificaciones se buscan y cuando hay más riesgo de caer en adicciones y hábitos inadecuados.

7.      Los investigadores creen que las actividades hedónicas no aportan estrategias para un bienestar duradero, ofrecen un placer inmediato, carente de significado,  mientras que las actividades eudaimónicas – altruistas, que requieren esfuerzo,…-tienen un significado propio, aportan un bienestar que no depende de factores externos sino intrínsecos a la persona, actuando sobre la autoestima y proporcionando una sensación de autocontrol, competencia, pertenencia al grupo y conexión social. Por este motivo los adolescentes, en este caso, desarrollan estrategias que les proporcionan un bienestar duradero.


José Antonio de la Hoz

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