lunes, 27 de enero de 2014

Exigir a cada hijo lo que puede dar...¡y no más,...ni menos!

A lo largo de mi vida profesional me he encontrado a padres con sentido común,  realistas, con los pies bien plantados en el suelo, con la suficiente humildad para admitir que su hijo tenía unas cualidades muy normales, tirando a bajas. También he hablado con otros que culpaban del mal rendimiento de sus hijos a los profesores, cuando uno de los  ”problemas”  era que su vástago era limitado pero ellos no lo aceptaban y, por eso, no se buscaban soluciones partiendo de la realidad.

En la motivación de un estudiante juegan un papel primordial las expectativas de conseguir un objetivo que le viene marcado desde fuera, por el sistema educativo. De ahí que sea muy importante que los padres presten especial atención a su hijo en los primeros años de colegio, sobre todo en lo referente al desempeño en las materias instrumentales (matemáticas y lengua), a la creación de hábitos de estudio y al acompañamiento, con una actitud de intervenir ante los primeros indicios de que el niño se queda atrás, porque cuando esto ocurre, sus expectativas de alcanzar los objetivos que se le plantean disminuyen y , con ellas, la motivación para trabajar, sencillamente porque nadie se esfuerza en conseguir algo inalcanzable.

Otro tema importante es ajustar las exigencias de rendimiento a las capacidades de los hijos. Casi todos los estudiantes pueden aprobar si se ponen los medios adecuados, pero no todos pueden aspirar al sobresaliente. Si a un niño/a de aprobado o notable  le pido el sobresaliente, puede que termine suspendiendo, porque exigirle más de lo que puede dar puede desmotivarlo y paralizarlo.


Por tanto, lo primero es que los padres pongan los medios para que sus hijos alcancen un adecuado rendimiento académico, con especial atención a los primeros años. Después hay que ser objetivos con sus límites y capacidades, para exigirles metas difíciles pero asequibles. En tercer lugar, hay que estar atentos a los problemas para actuar, si se puede, antes de que aparezcan. Por último, si se han puesto los medios, hay que quedarse tranquilo ante los resultados, dar más importancia al trabajo y al esfuerzo y querer al hijo sin condiciones. No forma parte del exigir el retirar el cariño al niño o humillarlo porque no obtengan los resultados que a nosotros nos gustarían.

No hay comentarios:

Publicar un comentario