jueves, 2 de enero de 2014

¿Beben, .... los amigos de tu hijo/a?

Acabo de leer un interesante artículo de Pilar Guembe y Carlos Goñi en el que describen las escasas alternativas de ocio con las que cuentan los adolescentes de hoy. Ese es el motivo de que lo escriban con el título “O bebes o te vas”, para resumir las dos opciones que ofrecen muchos grupos de amigos.  Desde mi humilde punto de vista, quizás habría que ir más allá con el título, para ampliarlo a  “O bebes, fumas, esnifas…. o te vas”.

Estrené mi etapa de docente en una ciudad con un clima maravilloso durante todo el año, en la que se disfrutaba  de una las mejores medias nacionales en temperatura y horas de sol. Los lugareños disponían y disponen de una aceptable renta per cápita que, combinada con un nivel formativo mejorable, daba como resultado una ciudad llena de sucursales bancarias y lugares de alterne en determinadas zonas de la provincia. A este panorama habría que añadir aspectos socioculturales muy positivos como el esfuerzo, la iniciativa, el riesgo o el emprendimiento.

Trabajaba en un centro concertado y me tocó bregar con situaciones de consumo y tráfico de drogas , que desaparecieron en el primer año de estancia. Algunos alumnos implicados me comentaban que “les ofrecían sustancias” en muchas discotecas y pub de la zona. Uno de estos alumnos era hijo de un miembro de las Fuerzas de Seguridad del Estado, al que tuve que informar de que su hijo consumía y vendía sustancias en el centro, detallándole los sitios de compra, que fueron clausurados una semana después.

Lo descrito anteriormente ocurría hace más de 15 años y la sociedad parece que va avanzando en esos temas, pero a peor.

Recuerdo una conversación con una amiga. Hablábamos de su padre, que fue subdirector de un prestigioso centro educativo. Comentaba que su padre les sacaba el forfait de temporada a todos los hijos y les acompañaba casi siempre a esquiar. No está la economía para copiar el modelo, pero propiciar que nuestros hijos adolescentes practiquen algún deporte, con cierta dedicación, incluso que compitan, es una opción que marca distancias con el consumo de bebidas u otras sustancias.

Hay grupos de familias que se ponen de acuerdo para facilitar que sus hijos practiquen algún deporte, haciendo turnos para acompañarlos a las competiciones, creando ellos mismos competiciones,  etc. Está claro que el deporte no es el remedio definitivo contra la afición a la bebida, pero ayuda. Un buen ambiente en casa, cuidar las situaciones de fracaso escolar, mantener una buena comunicación con los hijos, pulir el estilo de autoridad, son el necesario complemento, pero aun cumpliéndose estas condiciones las alternativas de ocio de los adolescentes no suelen ser muy creativas.

Una de las mejores alternativas que he conocido son los clubes juveniles, con monitores jóvenes y de calidad, puestos en marcha por padres o instituciones privadas, con actividades atractivas. Yo fui unos años monitor de uno de estos clubes donde había acampadas, deportes varios, actividades culturales, etc. Cubría  gran parte del tiempo de ocio de los asociados y se complementaba con actividades formativas. El modelo funcionaba si los monitores eran buenos y sabían de qué iba la historia. Ellos eran el modelo para los más jóvenes.


Medios para el ocio, modelos de ocio, espacios de ocio, valores, ejemplos, …no anularán las “probatinas” de los adolescentes a las que tanto temen los padres, ni la influencia negativa de algunos iguales, pero ayudan.

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