miércoles, 25 de septiembre de 2013

Temperamento, carácter y educación

La actitud más frecuente de algunos padres en la educación de sus hijos, es la de esperar a que aparezca un problema para hacer algo. A mí me parece más acertado anticiparse al problema para evitar intervenir. A modo de ejemplo,  es mejor prevenir el fracaso escolar que corregirlo; es más saludable controlar las comidas, que curar la obesidad o la anorexia; antes que corregir la adición a los videojuegos, se puede limitar su acceso con sentido común…

La personalidad es decisiva en el futuro de los seres humanos y, por tanto, de nuestros hijos. Influye en su trabajo, en su forma de relacionarse, en su estabilidad y equilibrio, en su futuro matrimonial…en su grado de felicidad.

La personalidad conlleva formas habituales y potenciales de comportarse . Nos configura para enfrentar la vida de una determinada forma. Por ella pensamos, sentimos, reaccionamos  y nos relacionamos siguiendo un estilo propio. En su concreción intervienen la herencia genética, el ambiente en el que se va desenvolviendo el individuo y el tiempo. Se va especificando con el paso del tiempo, buscando el equilibrio.


Dos aspectos forman parte de la personalidad, el carácter y el temperamento. El primero lo adquirimos, lo aprendemos en la relación personal con nuestro entorno, con el ambiente en el que nos desenvolvemos a lo largo de la vida. Influyen y mucho nuestras circunstancias personales. Los padres y los educadores pueden influir sobre algunos de los elementos que forman parte de ese entorno y ahí encuentra su sentido este artículo.

 El temperamento es genético, está ligado a la biología, es más difícil de modificar. Siguiendo a Galeno, nos encontramos con estos  cuatro tipos: colérico, flemático, melancólico y sanguíneo. Es más moldeable el carácter que el temperamento. Unos autores incluyen el temperamento dentro del carácter y otros no. Unos hablan de la personalidad como la suma de los dos y otros no.

En cualquier caso, los padres  pueden influir sobre el ambiente que rodea a sus hijos y en el incluimos, entre otras, las siguientes circunstancias:

·         Si va o no a la guardería y a qué edad: os recomiendo leer esto http://padres-profesores-alumnos.blogspot.com.es/2012/12/ufff-creia-que-la-guarderia-era-la.html 

·      La convivencia entre los padres : os puede venir bien esto http://padres-profesores-alumnos.blogspot.com.es/2013/07/decalogo-para-conyuges-para-la.html

·         El amor, afecto, cariño, comprensión, acompañamiento, comunicación, tiempo dedicado,…límites, esperas, correcciones, exigencias, seguimiento, constancia, paciencia, coherencia, ejemplo….del que han disfrutado nuestros hijos, sobre todo en el hogar.

·         Los valores  transmitidos en casa con el ejemplo diario de padres y hermanos mayores: amor al trabajo, exigencia, coherencia, esfuerzo, respeto, solidaridad, generosidad,  compasión, disciplina, orden, tolerancia, comentarios habituales….

·      El colegio y/o instituto dónde estudian y estudiarán. Experiencias con compañeros o profesores. Atención y seguimiento del centro. Proyecto educativo.

·         Experiencias vividas con abuelos, tíos, primos y resto de familia secundaria.

·      Los compañeros de juegos habituales, los amigos de la infancia y la adolescencia. Sus familias.

·         El barrio en el que vives.

·         Los buenos o malos estímulos recibidos por Televisión, Internet, libros, revistas, videojuegos, …etc.

No se trata de meter a nuestros hijos en una urna de cristal para que nada les afecte, sino de aplicar inteligencia y sentido común para ayudarles a desarrollarse lo mejor posible.

En la educación tanto el educador como el educando deben conocer sus puntos fuertes y sus puntos débiles, sus defectos y sus virtudes,…porque ambos entran en juego en nuestra actividad, y educar y ser educado  es una actividad.

Para conocerse hay que ser humilde y objetivo…sincero con uno mismo. También hay que saber darle nombre y contenido a los defectos y virtudes. Esto es difícil hoy día, porque parece que se ha hecho tabla rasa y todo vale, rehuimos de los calificativos, no hay defectos sino “formas distintas de comportarse”. Solo nos tocamos las vestiduras cuando los comportamientos  rozan el código penal,…que, curiosamente,   cambia continuamente su contenido. Solo entonces dejamos de hablar de "distintas formas de comportarse". Sin embargo, cualquiera de nosotros somos capaces de calificar como positivo o negativo casi cualquier comportamiento.

Una vez conocida la realidad podemos intentar cambiarla. Podemos marcarnos objetivos realistas, a corto, medio y largo plazo, para nosotros  y para nuestros hijos. Podemos definir estrategias respetuosas con nuestros hijos, para alcanzar los objetivos de mejora. Hay que quitar las malas hierbas o limitar su crecimiento, podar las ramas secas y aquellas que impiden que el árbol crezca con vigor…., pero no es legítimo, por ejemplo, hacer del árbol un bonsái.

Marcarse objetivos y fijar estrategias después de conocer con objetividad a nuestro hijo es básico para que se desarrolle, para que avance hacia su legítima independencia, hacia su autonomía, para que elabore su proyecto de vida y lo cumpla. Esto es el fin último de la educación. .

Los padres son los que mejor conocen a sus hijos. Pero hay padres que infravaloran o sobrevaloran a sus hijos. Por eso es bueno buscar la objetividad. Aquí van algunas recomendaciones:

·         Las observaciones del tutor del colegio.

·   Los comentarios insistentes sobre su carácter, coincidentes y de diversas fuentes (amigos, vecinos, compañeros de clase, familiares…). No se usan para etiquetar, sino como punto de partida para establecer objetivos y estrategias.

·         El criterio profesional de un especialista (psicólogo,…)

Para saber que buscar ahí va una clasificación e ideas sobre los tipos de temperamentos. Lo más útil es buscar uno o dos aspectos negativos dominantes, más que identificar exactamente tu temperamento o el de tu hijo. También hay que buscar los aspectos positivos, para ser más objetivos y, por ejemplo, para reforzar la autoestima.
Tipos de temperamentos
El temperamento melancólico suele ser el más rico de todos. Suelen tener  una inteligencia superior a la media.
El temperamento más agradable es el flemático. Es tranquilo y nunca pierde la compostura.
Solemos tener un temperamento predominante y rasgos de otro.
El Carácter lo modificamos con la educación y el trabajo de la voluntad y lo consolidamos cuando vamos consiguiendo hábitos, que se adquieren por repetición de conductas. Las experiencias positivas también ayudan y las que creemos que no lo son, pero ayudan a madurar.

CLAVES:
C:  colérico
F: flemático
M: melancólico
S: sanguíneo
A: alta/o
B: baja/o
MD: medio


CARACTERÍSTICAS
TEMPERAMENTOS
C
F
M
S
T
R
A
B
A
J
O
Activismo
X



Adaptabilidad

B

X
Altruismo


A

Capacidad de decidir
A
B


Constancia
X
X
B

Creatividad


A

Depresivo


X

Disciplina


A
B
Flexibilidad

B

X
Optimismo


B
X
Paciencia
B
X


Rapidez
A
MD


Responsabilidad
A

X

Sentimentalismo



A
Tenacidad
X



Utilitarismo
X



Voluntad
X


B
S
O
C
I
A
L
I
Z
A
C
I
Ó
N
Afecto


X

Alegría, entusiasmo


B
X
Comprensión

X


Confianza


B

Dependencia
B
MD


Extroversión
MD


A
Fidelidad


X

Indiferencia, frialdad
X
MD


Rencor


X

Sensibilidad
B
MD
A

Sociabilidad (aceptación, comunicación,etc)



X
Soledad


X

Tolerancia
B
X


Tolerancia
B
X


A
M
B
I
V
A
L
E
N
T
E
S
Autocontrol
B
A


Ecuanimidad

X


Escepticismo

X


Equilibrio, estabilidad

X


Despotismo
X



Pasión
X



Seguridad
X

B
X
Sentimiento de culpabilidad


X

Sentimiento de inferioridad


X

Valentía



X
Vivencias interiores profundas e intensas


X

Vivencias profundas y marcadas
X



Para atribuir alguna característica debe permanecer en el tiempo.

Para terminar quiero daros algunas recomendaciones generales:

  •  No conviene analizarnos ni analizar permanentemente a nuestros hijos. El análisis es una herramienta, el objetivo es su autonomía y su felicidad.
  • El perfeccionismo no es sano ni para nosotros ni para nuestros hijos. Es mejor buscar un aceptable equilibrio, moderar los defectos dominantes y potenciar las virtudes con más implicación en su felicidad.

José Antonio de la Hoz