martes, 16 de julio de 2013

Mundos virtuales (I)


Hace tiempo que quería escribir sobre la capacidad del ser humano, de cada uno de nosotros, de crear mundos virtuales y vivir en ellos, alejados de la realidad. Esto es especialmente importante cuando hablamos de  educación y formación de las personas.  Voy a recrear algunas situaciones, para que nos vayamos entendiendo:

1. Hay padres que evitan que sus hijos se esfuercen, que entren en contacto con la contrariedad, que asuman responsabilidades, que valoren lo que cuestan las cosas. Veamos algunas manifestaciones prácticas:

- No hacer nada para ir acostumbrando a los hijos, desde pequeños, a tener un tiempo de trabajo personal. Al principio para emborronar folios o cartulinas, con lápices de colores. Más adelante para estudiar lo visto en clase y hacer los ejercicios mandados.

- No encargar ninguna tarea en la casa. La madre y el padre recogen y ordenan el cuarto del hijo, retiran y limpian sus platos y cubiertos, les hacen la cama, algunos incluso les llevan el desayuno al cuarto, etc.

- Reaccionar negativamente cuando un profesor corrige, con razón,  a nuestro hijo/a.

- Ceder  a la mayor parte de los caprichos de nuestros hijos, desde pequeños. Hablamos de juguetes, comida, bebida, ropa, dinero, etc.

- Exigir a nuestros hijos de forma desmesurada, fuera de lo ordinario para su edad o capacidad,  sin apenas mostrar afecto .
- …….

- Estas y otras formas de actuar de los padres, provocan que los hijos vivan en mundos virtuales, cómodos o excesivamente incómodos, sin equilibrio, desnaturalizados, inmaduros….que les lleva a relaciones  demasiado conflictivas con el entorno, porque no encuentran en él  la misma  comodidad, permisividad o sobreprotección que en casa. Los demás, o sea los que no son ni su padre ni su madre, no se acomodan a ellos y por eso consideran que son víctimas de un mundo irracional, que va en su contra, cuando en realidad son sujetos pasivos de una educación deficiente que les va a marcar de por vida.

- Consejo: con los hijos  hay que buscar un sano equilibrio entre afecto, cariño, amor y EXIGENCIA. Han de ser autónomos lo antes posible, capaces de enfrentarse a las exigencias de un mundo real, no virtual….Vamos a estar ahí cuando se equivoquen, para aconsejar, recoger,  corregir y enseñarles a asumir responsabilidades,…pero les querremos incondicionalmente. Les enseñaremos a levantarse, le ayudaremos un poquito más de lo indispensable,… ¡pero tendrán que aprender a levantarse solos!

2. Algunos padres mienten y enseñan a mentir a sus hijos. Veamos algunos ejemplos:

- Cuando alguien nos llama por teléfono a casa y le decimos a nuestros hijos que cojan el teléfono y digan que no  estamos.

- Cuando les mentimos nosotros mismos, porque nos parece el camino más cómodo para evitar que insistan en algo.

- Cuando  el padre miente a la madre, o la madre al padre, para evitarles una reprimenda.

- Cuando les decimos que mientan para superar una situación incómoda, etc

- Cuando mentimos delante de ellos para conseguir algo o para esconder una situación,….ante un pariente, ante otro hermano. Ejemplo: decir que ha sacado buenas notas cuando en realidad ha suspendido.

- La mentira siempre se vuelve en contra de los padres, si no la evitan ellos mismos y la corrigen en sus primeras manifestaciones. Los hijos la usarán, sobre todo en la adolescencia, para evitar correcciones y responsabilidades. Recuerdo a una familia que me vino desconsolada a decirme que su hijo, que llevaba cinco años estudiando  en Madrid, no había superado el primer año, cuando pensaban que se había graduado. Recuerdo a otros padres que descubrieron que su hijo, de dieciséis años, llevaba tres consumiendo hachís. Lo dicho, la mentira siempre se vuelve en contra de los padres.

- Consejo: la veracidad es condición indispensable para educar y ser educado. La mentira es un mundo virtual que nos aleja de la realidad. No siempre hay que decir todo a todos, pero para eso está el silencio o la recomendación de que no nos pregunten determinadas cosas. También podemos invitar a tratar un tema en otro momento. Todo menos la mentira, sobre todo delante de nuestros hijos. Recuerdo a una persona que nunca mentía, porque su madre, viuda, siempre había confiado en ella.
3. Hay gente que cree tener virtudes de las que carece o defectos que solo existen en su imaginación. La raíz de estos pensamientos, en no pocas ocasiones tienen su raíz en el estilo educativo de sus padres:

- Hay padres que solo ven defectos en sus hijos. Les parece que todo lo hacen mal y, además, no les dejan hacer nada porque les parecen  lentos o limitados. Tarde o temprano se quejan de su falta de iniciativa, no entienden sus estados depresivos, su rebeldía,…etc.
- Hay padres que piensan que sus hijos no tienen defectos y les atribuyen virtudes que no poseen, o poseen en grado más limitado del que ellos aprecian. Los profesores, los amigos, los parientes, y más tarde, el jefe, la pareja, ….”no lo valoran adecuadamente”. Tarde o temprano, el hijo tendrá que bajarse de un pedestal que no le corresponde,…si es que se baja, porque no es fácil el descenso, al que el entorno social y profesional le invita permanentemente.
- Consejo: acepta a tu hijo tal y como es. Ponle metas a las que pueda llegar. No abuses del halago; asócialo al esfuerzo y no a las virtudes. Equilibra las críticas con los halagos. Tu hijo tiene derecho a equivocarse sin ser criticado, enjuiciado, condenado y denostado. Alaba siempre la iniciativa y la creatividad. No exijas la perfección en todo. 
4. Determinados programas de televisión y videojuegos dan una imagen del ser humano demasiado “comercial”, para captar audiencia, presentando modelos de conducta deformados, extraordinarios, demasiado impregnados de sexualidad, violencia, engaño, odio, venganza…, que pueden incidir en nuestro comportamiento y en el de nuestros hijos. Un motivo más para seleccionar lo que se ve y evitar la excesiva exposición a la caja tonta.

5. Por último, para terminar con esta primera entrada sobre los mundos virtuales, quizás con demasiada frecuencia juzgamos y sentenciamos a los demás, sin conocer más datos que los que nos ofrece nuestra IMAGINACIÓN, atribuyéndoles intenciones que solo existen en nuestra subjetividad, llegando incluso a dañar su imagen y honor.

A que esta actitud crezca más de lo normal, han contribuido determinados programas de televisión que viven de despellejar en público a todo el que se pone a tiro.

José Antonio de la Hoz

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