Echando un vistazo en Twitter encuentro una referencia al libro "Actitud del éxito" de Carol Dwek, profesora de Psicología Social en la Universidad de Stanford. Recoge conclusiones de varios estudios realizados, uno de ellos con estudiantes. Me fijo en una idea con la que me he sentido siempre identificado, "hay que elogiar el esfuerzo de los hijos, alumnos, empleados..., no las cualidades"; con esta actitud se favorece el crecimiento y desarrollo personal. Ahí va una parte del resumen de su libro.
PADRES, MAESTROS Y ENTRENADORES:
¿DÓNDE SE ORIGINAN LAS MENTALIDADES?
Podemos elogiarlos
todo lo que queramos por su proceso de crecimiento: lo que han conseguido a
través de la práctica, el estudio, la insistencia y las buenas estrategias. Y
podemos preguntarles sobre su trabajo de manera que quede subrayado que lo que
admiramos y valoramos son sus esfuerzos y sus decisiones.
“Los elogios deberían referirse, no a los atributos de la
personalidad del niño, sino a sus esfuerzos y a sus logros.”
Mensajes
relacionados con el fracaso
En el primer
concurso, el de ejercicios sobre el suelo, Elizabeth salía primera. A pesar de
que realizó una buena actuación, las siguientes niñas sacaron mejores
puntuaciones y acabó perdiendo. Elizabeth actuó bien en las demás disciplinas, pero no lo
suficiente como para ganar. Al final de la velada, se había quedado sin cinta
de premio y estaba destrozada.
¿Qué haría usted de encontrarse en el
lugar de los padres de Elizabeth?
1. Decirle a
Elizabeth que a juicio de usted era la que mejor lo había hecho.
2. Decirle que le
habían robado una cinta que era suya por pleno derecho.
3. Tranquilizarla
diciéndole que la gimnasia no es tan importante.
4. Decirle que tiene
las aptitudes y que seguro que ganará la próxima vez.
5. Decirle que no se
merecía ganar.
En nuestra sociedad
existe la fuerte convicción de que para mejorar la autoestima de los niños, lo
que principalmente hay que hacer es: Protegerlos del
fracaso. Y aunque es posible
que esto sea una solución momentánea para el problema inmediato que representa
el desengaño del niño, puede resultar perjudicial a largo plazo. ¿Por
qué?
Estudiemos con
detalle las cinco posibles reacciones desde el punto de vista de las
mentalidades (y escuchemos los mensajes):
La primera (a que a juicio de
usted era la mejor), es en realidad
poco sincera. La niña no era la mejor…, usted lo sabe, y ella también. Con ello
no le proporciona a la niña ninguna receta para recuperarse o para mejorar.
La segunda (que ha sido un
robo) pasa la culpa de lo
sucedido a los demás, cuando en realidad el problema residía básicamente en el
rendimiento de la niña, no en los jueces- ¿Quiere que crezca culpando a los
demás de sus propias deficiencias?
La tercera (tranquilizarla diciéndole
que la gimnasia no es tan importante ) le enseña a la niña a devaluar las cosas si no las consigue a la
primera. ¿Es realmente ése el mensaje que desea transmitir?
La cuarta (que tiene
aptitudes ) es tal vez el
mensaje más peligroso de todos. ¿Significa que las aptitudes la llevarán automáticamente
a donde quiera llegar? Si Elizabeth no ganó esta competición, ¿por qué debería
ganar la siguiente?
La última opción (decirle que no se
merecía ganar ) parece muy dura
dadas las circunstancias. Y, naturalmente, uno no lo diría exactamente así.
Pero es en el fondo el mensaje que le transmitió su padre, una persona con
mentalidad de crecimiento.
Esto es lo que
exactamente le dijo: “Elizabeth, sé cómo te sientes. Me imagino que es un
desengaño tener tantas esperanzas y hacerlo lo mejor que puedes pero no ganar. Sin
embargo, ¿sabes una cosa? Aún no mereces ganar. Hay muchas niñas que llevan en la gimnasia más tiempo que tú y que
además han trabajado mucho más que tú. Si lo deseas de verdad, tendrás que
trabajar mucho para conseguirlo.
También le dijo a
Elizabeth que si quería hacer gimnasia simplemente para divertirse, a él le
parecía bien. Pero que si lo quería era destacar en el mundo de la competición,
necesitaba esforzarse más.
En resumen, su padre
no sólo le dijo la verdad, sino que además le enseñó a aprender de sus fracasos
y a hacer lo necesario para alcanzar el éxito en el futuro. Aunque sintió gran
compasión por ella al verla tan defraudada, no le dio unos ánimos poco
sinceros que sólo la llevarían a más desengaños en el futuro.
Haga
crecer su mentalidad
• Cualquier
palabra o acción de un padre hacia su hijo transmite un mensaje. A partir
de mañana, escuche lo que dice a sus hijos y analice qué clase de mensajes transmite.
¿Se trata de mensajes del tipo: “Posees unos rasgos de carácter fijos y yo
estoy juzgándolos”? ¿O son mensajes que dicen: “Eres una persona que se está formando y tu
desarrollo me interesa”?
• ¿Cómo utiliza usted
los elogios? Recuerde que elogiar la inteligencia o el talento de los niños,
por tentador que resulte, transmite un mensaje de mentalidad fija. Hace más
frágil su confianza y su motivación. Intente centrarse en los métodos que los
niños hayan utilizado durante el proceso: sus estrategias, su esfuerzo o sus decisiones. Practique el
elogio al proceso en el trato con sus hijos.
• Obsérvese y
escúchese con atención cuando su hijo haga alguna cosa mal. Recuerde que la crítica constructiva es una opinión que
ayuda al niño a comprender cómo puede solucionar las cosas. No es una opinión
que etiquete o excuse al niño. Al acabar el día, anote las críticas
constructivas (y los elogios al proceso) que haya dirigido a sus hijos.
• Los padres suelen
establecer objetivos para sus hijos. Recuerde que tener un talento innato no es
un objetivo, y que sí lo es ampliar las aptitudes y los conocimientos. Preste atención a
los objetivos que fije para sus hijos.
• Si es usted
maestro, recuerde que bajar los estándares no
aumenta la autoestima de los alumnos. Tampoco la aumenta elevar los estándares sin proporcionar a los
alumnos medios para alcanzarlos. La mentalidad de crecimiento le ofrece una
manera de establecer estándares elevados y conseguir que los alumnos los alcancen.
Intente presentar los temas dentro de una perspectiva de crecimiento y
proporcione a los alumnos comentarios sobre sus procesos. Creo que le gustará
lo que sucede después.
• ¿Considera que sus alumnos
rezagados son niños que nunca serán capaces de aprender adecuadamente? ¿Se
consideran ellos unos tontos irremediables? Intente averiguar qué es lo que no comprenden y qué
tácticas de aprendizaje les faltan.
Recuerde que los grandes maestros creen en el crecimiento del talento y del
intelecto y se sienten fascinados por el proceso de aprendizaje.
• ¿Es usted un entrenador con
mentalidad fija? ¿Piensa por encima de todo en sus récords y su reputación? ¿Se
muestra intolerante ante los errores? ¿Intenta motivar a sus jugadores a través
de sus juicios de valor? Tal vez haciendo todo esto esté reprimiendo a sus deportistas.
Trate de adoptar una mentalidad de crecimiento. En lugar de exigir partidos
exentos de errores, exija pleno compromiso y pleno
esfuerzo. En lugar de juzgar a los jugadores,
ofrézcales el respeto y el entrenamiento que necesitan.
• Como padres, maestros y
entrenadores, nuestra misión es desarrollar el potencial de las personas.
Utilicemos para conseguirlo las lecciones que nos ofrece la mentalidad de
crecimiento.
CAMBIO DE MENTALIDAD: UN TALLER
Seamos conscientes o
no de ello, todas las personas mantenemos una cuenta de las cosas que nos
suceden, lo que significan y lo que deberíamos hacer. Es decir, nuestra mente controla e interpreta constantemente. Y así es como seguimos
adelante por nuestro camino. Pero a veces el proceso de interpretación se
tuerce. Hay quien interpreta de forma extremada las cosas que le suceden
y, como consecuencia, reacciona con sentimientos exagerados de ansiedad,
depresión o enfado. O superioridad.
Las mentalidades
enmarcan esa cuenta que trabaja en la cabeza de las personas. Guían todo el
proceso de interpretación. La mentalidad fija crea un monólogo interno centrado
en los juicios de valor: “Esto significa que soy un perdedor.” “Esto significa
que soy mejor persona que ellos.” Esto significa que soy un mal marido.” “Esto
significa que mi pareja es egoísta.”
Los individuos con mentalidad de
crecimiento también controlan constantemente lo que sucede, pero su monólogo
interno no se basa en juzgarse a sí mismo y a los demás. Son personas sensibles
a la información positiva y negativa, por supuesto, pero utilizan sus
implicaciones para aprender y realizar acciones
constructivas: ¿Qué puedo aprender de esto?
¿Cómo puedo mejorar?
El simple hecho de conocer la
mentalidad de crecimiento puede provocar un gran cambio en la forma de pensar
de las personas, sobre sí mismas y sobre su vida.
Muchas personas con mentalidad
fija creen que el que necesita cambiar es el
mundo, no ellas. Se sienten con derecho a tener
algo mejor: un trabajo, una casa o una pareja. El mundo debería reconocer sus
cualidades especiales y tratarlos en consecuencia.
Las personas con mentalidad fija
suelen huir de sus problemas. Si su vida tiene fallos, ellas
tienen fallos. Es más fácil fingir que todo va bien.
El cambio puede ser arduo, pero
nunca he sabido que nadie dijera que no merecía la pena. Tal vez solamente se
deba a que están satisfechos de haber hecho el esfuerzo. Pero las personas que
han cambiado le dirán que su vida ha mejorado. Le contarán que ahora tienen
cosas que no habrían tenido, y maneras de sentirse que no habrían sentido.
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