miércoles, 19 de diciembre de 2012

¡Mamá - papa no tengo ganas!

Es muy normal que nuestros hijos/as menores o no tan menores nos den esta respuesta cuando les recordamos que tienen que hacer algo. Como dice Sandra Camos, las emociones son como "visitantes" que aparecen en nuestro interior y  nos ayudan a avanzar en nuestro quehacer diario o las usamos como excusa para no cumplir nuestras obligaciones. Estos visitantes tienen nombres muy comunes, del estilo de "es que...", "pense que.." y apellidos ilustres como "no tengo ganas de ir a clase", "no me apetece hacer la comida", "me duele la cabeza", "me falta ilusión", "no hago las cosas que no siento", "podía retrasarlo", "no era urgente", "hay tiempo", "lo puedo hacer mañana"...
 
Alguien me dijo alguna vez que las cosas se hacen no porque haya ganas de hacerlas, sino porque hay que hacerlas. Conozco a poca gente que se levante por las mañanas dando saltos de alegría,... sobre todo si es invierno, o que se levante alborozada a las cinco de la mañana para dar de mamar a su hijo, o que limpie los platos recitando poemas de amor, o que baje la basura sumida en un éxtasis de placer..., y podíamos seguir con  ejemplos, que todos conocemos, de cosas que hay que hacer para que funcione nuestra vida y la de los demás,...sin ganas. Pues bien ,esta actitud se entrena desde pequeño, aunque nunca es tarde y es básica para nuestro desarrollo personal y el de nuestros hijos,...es UNA HERRAMIENTA PARA ALCANZAR un nivel más alto de felicidad. Como siempre los hijos necesitan de nuestro ejemplo, de argumentos, de comprensión....y, a veces, de nuestra fortaleza.... ¡Nadie dijo que educar sea fácil!, pero es apasionante

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