jueves, 22 de noviembre de 2012

Mi hijo no consume drogas


Durante once años estuve trabajando como profesor, el primero de ellos con niños de todas las edades, el resto con adolescentes de 14 a 18 años. En esta segunda etapa los centros en los que trabajé contaban con residencia de alumnos, que albergaba a aquellos que vivían lejos. Esto implicaba tener más información sobre sus hábitos, conducta, personalidad, motivaciones y socialización de la que se dispone en centros sin ese servicio.

Estuve en tres centros diferentes en tres provincias distintas y en todos tuve que bregar con  las drogas, porque en todos detecté consumo y tráfico de estas sustancias. Mi carácter inconformista con las situaciones que no van, el hecho de ser hijo de un policía que ejercía de tal, los principios aprendidos gracias a un sano acompañamiento familiar durante mi desarrollo como persona, me llevaron a meterme de lleno en estas situaciones. Me refiero a actuar tras detectar indicios de consumo y tráfico, recogiendo información de los sitios de compra, avisando e informando a los padres, asesorándolos para conducir adecuadamente la situación y adoptando , junto al resto del equipo de gobierno del centro, las medidas correctoras pertinentes.
En estas líneas pretendo  transmitir mis experiencias, informar sobre las principales drogas en el mercado, indicar algunas pautas a seguir para la prevención del consumo de drogas en adolescentes, señalar algunos indicios de consumo y recoger algunos consejos  sobre el camino a seguir cuando hay adicción.
Situaciones por las que pasé como docente
Siempre que he detectado que un alumno estaba consumiendo drogas en el centro educativo, recogía abundante información y pruebas, de forma que no hubiese ninguna duda sobre la situación. El motivo es bien sencillo, la primera y a veces la segunda, la tercera y la última reacción de los hijos, e incluso de sus padres, era negar todo. Pienso que es un mecanismo de defensa ya que para el niño/a el consumo, habitual o esporádico, era hasta ese momento algo lúdico, aventurero, distinto, una forma de reforzar un autoconcepto débil, una actitud necesaria para ser aceptado en un grupo,…y de golpe y porrazo pasa a ser un problema del que se le piden cuentas, sobre el que debe dar explicaciones que afectan a su intimidad y por el que se le exige que cambie de rumbo, cosa que a veces no es fácil… Por parte de los padres, para algunos  es imposible que sus hijos consuman drogas, por que sus hijos “no hacen eso”, no es lo que les han enseñado ni visto en casa, el centro le tiene manía,… necesitan pruebas contundentes para que acepten la realidad. Recuerdo a un padre, miembro de un cuerpo de la seguridad del Estado con cierta graduación, que mientras le exponía toda la información sobre su hijo me dijo “no tienes que explicarme nada, yo sé más que tú sobre eso”. A la semana se hizo una redada en el bar donde su hijo compraba la droga y se cerró.
Otra conclusión que saqué es que este problema se presenta con más facilidad en sitios de costa. Quizás en estos sitios hay un ambiente más lúdico y, como uno de los componentes asociados a la droga es ese, hay más cantidad, variedad y  posibilidad de acceso de los chavales jóvenes. Hablando con un alumno de El Ejido, en Almería,   me decía,  “mire usted, aquí nos ofrecen droga en todos los Pub”…Estoy seguro de que habrá muchos dueños de Pub honrados en esta y otras zonas, pero el traficante se mueve en esos y otros negocios frecuentados por los chicos. Algunos incluso no tienen reparos en vender  estas sustancias en la puerta o alrededores de los colegios
Es difícil, no imposible, que un chaval que se tome los estudios en serio, consuma drogas. El éxito escolar, la fuerza de voluntad, el autocontrol van en la dirección contraria. Algunos chavales intentan apagar el sufrimiento interior derivado de la baja autoestima, arrastrado durante años de fracaso escolar,  con las drogas.
He visto muy pocos casos en hijos de familias donde reina un  ambiente positivo, una comunicación sana, un ejemplo de vida de los padres.
He visto más consumidores entre adolescentes que disponen de más dinero del debido y de excesivos caprichos.   La austeridad y un “no” firme de los padres cada vez que la situación lo pedía, desde pequeños, combinada con otros factores, es una barrera preventiva del consumo.
Muchos consumidores tienen gran facilidad para engañar y engañarse. Siempre que he dialogado con un chico consumidor daba muestras de conocerse más bien poco y negaba hasta lo evidente, hasta que ya no tenía mas remedio que admitir los hechos. Enseñar a los niños, desde que tienen uso de razón, a decir la verdad y a conocer sus virtudes y defectos, ayuda mucho en la adolescencia.
Hay una tendencia en los centros escolares a esconder estas situaciones, a negarlas, quizás por que son complejas y suponen un desgaste para el que las afronta. Algunos de los hilos de los que he tirado para desliar situaciones de consumo y tráfico, me los han facilitado padres de niños no consumidores en conversaciones informales. Quiero decir con esto que normalmente los padres conocen esta situación antes que el propio centro y si este no la afronta verá mermado su prestigio, su número de alumnos (sobre todo si es un centro privado)…y su autoridad moral. Se abona, de forma sutil, el campo del descontento y de la protesta, que quizá se manifieste en otros aspectos y momentos.
Principales drogas en el mercado
Anfetaminas: son sustancias simpatomiméticas con aplicaciones terapéuticas y, por tanto, pueden obtenerse mediante receta médica (Dexidrine). Las dosis altas producen pérdida del apetito y sensación de aumento de energía y potencia. Entre los efectos nocivos están el aumento de la presión sanguínea, arritmias, paranoias, ansiedad, alucinaciones y comportamientos psicóticos. Los efectos duran de 2 a 4 horas.
Barbitúricos: son depresores del sistema nervioso central que se emplean como sedantes, hipnóticos y anticonvulsionantes. Producen una embriaguez parecida a la originada por el alcohol.  Producen dependencia tras el consumo de unos 400mg/día durante 2-3 meses y los síntomas de su retirada en esta fase pueden producir la muerte.  Se detecta en la orina en los 4-7 días posteriores al consumo
Benzodiazapinas: son medicamentos que se recetan para  combatir la ansiedad o los problemas con el sueño, como sedantes, para combatir ciertos desórdenes y en el abandono del alcohol. Producen dependencia tras su uso regular durante varios meses. Cuando se interrumpe drásticamente el consumo puede producir, trastornos gastrointestinales y del sueño, pérdida del apetito, debilidad, temblores, fatiga, ansiedad y cambios en la percepción. Se detecta en la orina hasta los 3-7 días siguientes al consumo.
Cocaina: potente estimulante del sistema nervioso central que inicialmente origina una euforia y energía extrema, provocando posteriormente temblores y espasmos. Efectos físicos: dilatación de pupilas, aumento de pulsaciones,  y del ritmo de respiración, así como de la temperatura del cuerpo. Se consume por vía nasal, intravenosa o fumada. Se elimina por la orina y puede ser detectada hasta 24-48 horas después de su consumo.
Base libre:  es una forma de cocaína que se obtiene convirtiendo químicamente el clorhidrato de cocaína de la “calle” en una sustancia más pura y alterada. Esta sustancia se fuma y multiplica los efectos de la cocaina
Marihuana: el ingrediente activo es el Tetrahdrocannabinol, que produce euforia. Puede dañar la memoria y causar confusión y ansiedad transitoria, altera el sentido del tiempo y reduce la capacidad d concentración. Los efectos inmediatos son: aumento de los latidos del corazón y el pulso, enrojecimiento de los ojos y sequedad de boca y garganta. El consumo durante largo tiempo se asocia a comportamientos desordenados. Se detecta en orina hasta 3-10 días posteriores al consumo.

Metanfetamina: tiene relación química con la anfetamina pero sus efectos son mayores. Se toma por vía oral, inyectada o inhalada. Efectos: euforia, hiperactividad, aumento de energía, pérdida del apetito, aumento de la presión sanguínea y arritmias. Efectos más graves: ansiedad, paranoia, alucinaciones, conducta psicopática y, en ocasiones, depresión y agotamiento. Detectable en orina durante 3-5 días.
Éxtasis o MDMA: droga de síntesis química que produce en el cerebro empatía, sociabilidad, euforia, desinhibición, verborrea, inquietud, agobio, confusión e hiperactividad. Efectos físicos: sudoración, taquicardia, dilatación de pupilas, temblores, deshidratación, aumento de la temperatura corporal e hipertensión.  Riesgos orgánicos: cardiopatía isquémica, hemorragias e infartos cerebrales, insuficiencia renal…
Hay más drogas (monguis,  pegamento, heroína, etc.), pero estas son las de consumo más frecuente.
Prevención del consumo de drogas en adolescentes
Aunque ya he ido dando pistas, vuelvo a insistir aquí en ellas:


  • La adolescencia es una etapa evolutiva de crisis de identidad, temores, crisis existencial y soledad… en la que existe una mayor probabilidad de consumir drogas
  • Un hogar equilibrado, con los dos cónyuges, con buena comunicación entre padres e hijos, en el que se comparte tiempo, los hijos cuentan lo que les ocurre , …es una barrera para este y otros problemas.
  • Los límites a los hijos desde pequeños fortalecen su voluntad y autodominio, que le ayudarán a decir “no” en estas y otras cuestiones nocivas para su desarrollo. Los caprichos y las cesiones conforman una personalidad débil, propensa a los tropiezos en temas importantes.
  • La forma que tienen los padres de ejercer su autoridad influye. Son muy perniciosos el estilo autoritario (esto es así porque lo digo yo) y el excesivamente permisivo (ellos se educan solos)
  • Durante la adolescencia influye mucho  el grupo de iguales. Es bueno conocerlos y facilitar que pasen por casa.
  • Si hay fracaso escolar hay que ponerle remedio desde las primeras manifestaciones, ya que produce baja autoestima y una tendencia a rehuir el sufrimiento interno por vías rápidas. Hay que evitar exigir al hijo más de lo que puede dar, enseñarle desde pequeños a tener un horario exigente y equilibrado, darle responsabilidades en casa que le ayuden a sentirse valioso y responsable, etc.
  • La práctica habitual de algún deporte va en la dirección contraria al consumo de alcohol, tabaco y otras sustancias. Animarlos dese pequeños a hacer deporte, es una buena estrategia.
  • Un ambiente en casa de excesivos estímulos placenteros, son una razón y una justificación para el consumo.  Si mi padre o madre toman cada día varias cervezas o vinos, algún cubata, dedican tiempo a la televisión, no se privan en la comida, se dan caprichos de forma habitual….No es de extrañar que el hijo experimente con estas y otras fuentes de placer y termine enganchado a alguna.
  • Educar en la sinceridad ayuda al conocimiento propio y a una comunicación de calidad con los padres.
  • Que los padres tengan un estilo de vida que haga atrayente el vivirla, con principios sólidos como el esfuerzo, la generosidad con los demás, la comprensión, el perdón, la tolerancia, el cariño, el amor…, hace difícil que uno se encuentre atraído por un modelo de peor calidad.
Indicios de consumo
Objetos extraños, como papel de liar tabaco, pipas pequeñas, trozos de cartón liado, papel de aluminio, jeringuillas, filtros de cigarrillo, pastillas desconocidas, sustancias envueltas en papel,…pueden inducirnos a pensar que nuestro hijo está consumiendo drogas, pero hay que ser prudente antes de alarmarse. Como dije al principio hay que intentar constatar, comprobar, antes de alarmarse sin razón.
Otros indicios de consumo: bajada del rendimiento (colegio o trabajo), cambios de humor, agresividad, hablar más lento, mayor necesidad de dinero, apariencia descuidada, poca exigencia en el aseo personal, conjuntivas enrojecidas (ojos), temblor de manos,  sensibilidad al tacto o a la luz, pupilas contraídas o dilatadas.
Conducta típica del consumidor: disimulo, superficialidad, mentiras, secretos

Forma de detectar el consumo de drogas:

·         En sangre: a las pocas horas de consumir

·         En saliva: hasta dos días después

·         En orina: de días hasta meses. Cannabis, hasta 3 meses

·         Pelo: de meses a años
Quiero terminar este apartado diciendo que hay test en el mercado que sirven para detectar el posible consumo de drogas por parte de nuestro hijo, pero desaconsejo su uso. Primero porque tienes que conseguir el material orgánico que exige el test, indicado en el párrafo anterior, siendo  el riesgo de que nos coja con las manos en la masa , muy alto. Segundo, porque si tu hijo detecta que no confías en él, ahondas en la mala comunicación, agresividad. Por último, desconozco si hay algunas implicaciones legales relacionadas con la intimidad de tu hijo.
Sé que mi hijo consume, ¿qué hago?
No es lo mismo consumo esporádico que adicción o dependencia. En una ocasión asistía a una exposición divulgativa de un prestigioso psiquiatra a estudiantes universitarios.  Al comenzar a hablar, hizo un recorrido visual por la estancia y dijo lo siguiente,…”el 80% de los que estáis aquí habéis probado un porro”. Mi primera reacción fue pensar que se había pasado, pero nadie de los que allí estaban  se quejó…, lo mismo pensaban que estaban en el 20% y que lo dicho afectaba a los otros.
He visto a muchos chavales jóvenes que han probado un porro, los padres se han enterado, han puesto los medios adecuados y todo se quedó en una anécdota. Uno que me viene a la cabeza es un joven ingeniero industrial con una vida muy equilibrada. Otro un juez que celebró su oposición con algunos porros y ahí se quedó el tema.
Gracias a Dios no me he encontrado con muchas situaciones de adicción, pero cuando han llegado los padres buscan ayuda porque se encuentran desbordados, desorientados, desalentados…. Si estamos hablando de adolescentes, la adicción puede no ser muy fuerte. En cualquier caso, sea la adicción mayor o menor, estamos ante una enfermedad y de poco valen gritos, amenazas, reacciones estridentes…
En una enfermedad el enfermo requiere de un buen médico, un buen diagnóstico, el tratamiento más adecuado, y apoyo-acompañamiento de la familia más cercana. Esto se traduce nuevamente en límites, adquisición de rutinas, ruptura con círculos de amistades perjudiciales, cambios de entornos, etc.
En cuanto a los especialista a los que acudir recomiendo un psiquiatra,  con experiencia en el tratamiento de adicciones,  que combinen medicación y psicoterapia. En muchos sitios también nos encontramos con CPD’s (Centro Provincial de Drogodependencias). En los casos más extremos hay centros privados de desintoxicación, algunos de ellos vinculados a la Iglesia.
Se trata de identificar el problema, ver su intensidad, analizar las causas y poner el remedio, con grandes dosis de paciencia, perseverancia y optimismo, porque las soluciones no son rápidas.

José Antonio de la Hoz


Para ampliar información y comentarla con los hijos recomiendo: hablemosdedrogas.org de la fundación la Caixa.

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