¿Qué entendemos por éxito o fracaso escolar y cómo influye en la vida de nuestros hijos/as?
Nuestros hijos comienzan su
aprendizaje de forma oficial cuando ponen sus pies en una escuela infantil, en
torno a los tres años, y comienzan a
valorar su rendimiento académico en torno a los seis años. A partir de ese
momento los resultados que obtiene en
las distintas áreas de conocimiento propuestas por la legislación
vigente, son incorporados a su historial académico, al que tanto los padres
como los hijos han de prestar una relativa importancia. Digo esto por lo
siguiente:
·
Me interesa este historial si es el reflejo del
interés puesto por padres, legisladores e instituciones educativas, en el
desarrollo de habilidades, capacidades y destrezas del educando. Dicho de otra
forma, si después de pasar por la enseñanza primaria, secundaria y
bachillerato, mi hijo es una persona preparada para “enfrentarse a la vida” con
garantías de éxito, me interesa ese historial. ¿Quién no quiere un hijo con
iniciativa, autónomo, con habilidades sociales, con una fuerte voluntad y
autocontrol, que no se rinde ante los obstáculos, ordenado y eficiente,
flexible en su actitud, tolerante, amigo de sus amigos, respetuoso, positivo y
proactivo….. trabajador, constante, con capacidad de concentración, que
persevera hasta conseguir la meta, responsable en la realización de sus
tareas,… y que domina aceptablemente los contenidos propuestos por el
legislador para cada edad?. Claro que desde este punto de vista, un BUEN
HISTORIAL no depende solo del niño/a,…también hay que exigirle cosas a los
padres, a las instituciones educativas y a los legisladores.
·
Hay alumnos a los que les cuesta ser brillantes
adquiriendo conocimientos, pero que a lo largo de su vida muestran un desempeño
magnífico en las distintas responsabilidades a las que habitualmente nos
enfrentamos: formar y atender una familia, enfrentarse con éxito a un trabajo,
relacionarse adecuadamente con las personas (amigos, compañeros, vecinos,
familiares, clientes….).
·
Una profesión de prestigio no garantiza por si
misma la felicidad de nuestros hijos/as. Filósofos, pensadores, psiquiatras
….., colocan ese estado de equilibrio personal y disfrute , siempre relativo,
en temas como el amor verdadero, la amistad, la cultura (…uhmmmm, saber
disfrutar de una buena pieza musical, un buen libro…), la verdad (los católicos
tenemos ventaja) y también el trabajo, conjugando todo de forma armónica y
equilibrada. En palabras de una persona a la que admiro….”el arte de vivir”
Los padres tienen la obligación
de preocuparse por las notas de sus hijos, por los títulos alcanzados que le
habiliten para el desempeño de una profesión que les reporte recursos
suficientes, prestigio…., porque es
indudable que hay una brecha social y económica importante entre el trabajo
cualificado y el no cualificado, cuyos efectos pueden ser resumidos en el
llamado Efecto Mateo según el cual “a
quien tiene se le dará, pero al que no tiene aún lo que tiene se le quitará”. Pero
también hay que exigirles que busquen la felicidad de sus hijos, que piensen en
las ideas desarrolladas en los primeros párrafos. Me da la sensación de que se
apuesta mucho al TENER y menos al SER, cuando los seres humanos dedicamos la
mayor parte de nuestro tiempo a
relacionarnos con personas y de esa relación sacamos frutos sabrosos o
amargos que influyen en cada día de nuestra existencia, quizás con igual fuerza
que nuestra capacidad económica o que nuestro prestigio profesional.
Desde una óptica un poco más
restrictiva se entiende por éxito escolar “el resultado óptimo alcanzado por el
alumno en el centro de enseñanza, respecto de los objetivos propuestos para su
curso o nivel y edad, que se manifiesta en unas buenas calificaciones
académicas”. Aunque si queremos ser justos deberíamos tener en cuenta la capacidad de nuestros hijos, ya que puede
no llegar a algunos de los objetivos mencionados pero estar desarrollando un
importante esfuerzo.
¿Qué aspectos influyen en el éxito o fracaso escolar?
Algunas de las causas del fracaso
pueden estar en nuestro propio hijo, es el caso de los trastornos del
aprendizaje, el TDAH (trastorno por déficit de atención con o sin
hiperactividad), problemas motrices u orgánicos (vista u oído), etc. pero hay causas que son externas a él, me refiero a:
·
El ambiente familiar: familia con o sin formación universitaria,
ambiente intelectual o no, nivel de autoexigencia de sus miembros, cohesión del
núcleo familiar, afecto entre los integrantes, control o no de tareas, contacto
o no con el centro educativo de los progenitores…., influyen en el rendimiento
escolar del educando.
·
Ambiente social: el lugar donde vive el
núcleo familiar influye en las expectativas de futuro de sus integrantes y, por
tanto, de los amigos de nuestros hijos. No ayuda igual vivir en un barrio
ocupado por profesionales liberales, funcionarios de nivel medio - alto…., que
en un barrio marginal.
· Sistema educativo: el informe Pisa
(Program for International Student Assessment) determina, de forma indirecta,
que sistemas educativos forman mejor a sus estudiantes. Por otra parte, es
evidente que en países con condiciones económicas y sociales similares, los
niveles de fracaso son diferentes, luego el sistema educativo ayuda o perjudica
a los estudiantes…, pero esto escapa al control inmediato de los padres, que
solo pueden influir en el modelo de sistema cada cuatro años, emitiendo su
voto.
· Ambiente pedagógico: nivel de preparación
y motivación del profesorado, forma de transmitir los conocimientos, plan de
centro, atención personalizada o no al alumno (tutorías), interacción entre alumnos, también influyen
en el rendimiento de nuestro hijo/a.
Consejos para favorecer el rendimiento de nuestros hijos
Ésta capacidad de triunfar adquiriendo
conocimientos, interpretándolos, realizando operaciones en las distintas áreas
del saber, en las que se nos exige que observemos, analicemos, sinteticemos,
busquemos soluciones correctas,….etcétera, etcétera se inicia en la escuela
infantil. Aporto algunas recomendaciones:
DESDE PEQUEÑOS
·
Los hábitos son la garantía de que el éxito no
dependa exclusivamente de la genética del niño, de su coeficiente intelectual.
Por ello hay que acostumbrarlo desde
pequeño a tener una rutina de trabajo en su cuarto. Al principio dibujaremos,
rayaremos folios con lápices de colores, le contaremos cuentos, se los leeremos…
en un ambiente de juego, que con el paso del tiempo será más exigente.
·
El estudio es una tarea intelectual que requiere
esfuerzo, concentración, perseverancia, constancia. Por ello es importante
medir los estímulos placenteros que facilitamos a nuestros hijos desde
pequeños, elaborando criterios racionales que apliquemos los dos miembros de la
pareja (ejemplo: golosinas solo el domingo y fiestas, nunca televisión antes de
terminar la tarea y solo una hora de lunes a viernes, hora fija de acostarse, en las comidas se come de todo….). Enseñarle a
terminar siempre lo que comienzan y a empezar de nuevo después de un fallo o
error.
·
Desde el primer año de colegio presta especial
atención al nivel de tu hijo/a en materias y habilidades instrumentales, que
son aquellas que hay que dominar para afrontar el resto de “asignaturas” con
garantías de éxito. Me refiero a la lectura comprensiva, (que lea bien y que comprenda lo que lee), la
escritura y el cálculo (operaciones matemáticas). Si fallan en esto aumenta la
probabilidad de suspensos en otras materia y cuanto más tiempo arrastremos la situación
más difícil será la solución. En estos años deberemos dedicar una atención
especial a nuestros hijos: enseñando a leer, ensayando escritura, contándole
cuentos y haciéndoles preguntas sobre lo que les contamos …
·
Desde que son pequeños es bueno que se
acostumbren a que el ordenador esté en la sala de estar o sitio de paso
frecuente
·
Fomentar la lectura desde pequeños
CUANDO VAN
CUMPLIENDO AÑOS
· El orden es importante en cualquier tarea,
porque nos ayuda a ser más eficaces. Por tal motivo es bueno insistir en
aspectos como recoger y colocar los juguetes cuando son pequeños, poner la ropa
en su sitio, ordenar la habitación, hacer la cama, etc). Cualquier trabajo requiere orden y este nos hace más eficientes, porque sabemos dónde y cómo encontrar las cosas.
En el trabajo intelectual analizamos información, la relacionamos, la interpretamos, la clasificamos y tomamos decisiones con ella. Todos los juegos educativos que le ayuden a poner en práctica esas capacidades y destrezas le ayudarán en su formación.
· Por las tardes y hasta la cena debe haber un clima general de trabajo en casa. Es bueno que tus hijos te vean realizando tareas intelectuales, como leer un libro, aprender una tarea, actualizar algunos conocimientos que exijan tu trabajo, leer alguna publicación, etc. Es difícil que el niño/a se aplique a sus tareas si los padres ven la televisión o charlan animadamente en la sala de estar.
En el trabajo intelectual analizamos información, la relacionamos, la interpretamos, la clasificamos y tomamos decisiones con ella. Todos los juegos educativos que le ayuden a poner en práctica esas capacidades y destrezas le ayudarán en su formación.
· Por las tardes y hasta la cena debe haber un clima general de trabajo en casa. Es bueno que tus hijos te vean realizando tareas intelectuales, como leer un libro, aprender una tarea, actualizar algunos conocimientos que exijan tu trabajo, leer alguna publicación, etc. Es difícil que el niño/a se aplique a sus tareas si los padres ven la televisión o charlan animadamente en la sala de estar.
· Centrar más la motivación en el afecto y
reconocimiento que en los detalles materiales, pero siempre hay que recompensar
los esfuerzos de nuestro hijo.
SIEMPRE
·
Nuestro hijo debe disponer de los elementos
necesarios para realizar su trabajo: mobiliario con suficiente espacio ,
cómodo, luz en la izquierda si es diestro, ventilado y con temperatura adecuada. Al decorar podemos
incluir estanterías, cuentos, libros…, etc
·
Los padres son el suelo vital del niño…, es
fácil que una separación o divorcio afecte a su rendimiento escolar.
·
Es difícil que el niño estudie si cuando
volvemos del trabajo nos quejamos de él, seguro que se plantea el sentido de
estudiar y prepararse, pudiendo concluir que no merece la pena esforzarse para
estar cabreado toda la vida.
·
Nos es mal criterio eliminar los videojuegos
durante la semana y limitar su uso durante el fin de semana, si las cosas van
bien
·
Los padres han de mostrarse receptivos a
explicar dudas, sobre todo los primeros años. No hay que hacerles los deberes,
que es lo más fácil y cómodo,…hay que exigirles y motivarles para el esfuerzo
personal antes del apoyo. El fin es que realicen una tarea solos, por eso hay
que repetir hasta que esto se consiga.
· Cuando comienzan a exigirles memorización de
datos, hay que enseñarles técnicas de estudio que les ayuden
·
Es bueno conocer el plan de centro donde estudia
nuestro hijo, las competencias que han de alcanzar durante el año escolar, etc
· Uno de los dos padres ha de hablar
periódicamente con el tutor, mejor si son los dos. Ahí nos enteraremos de su
comportamiento, de su rendimiento, del avance en cada asignatura, etc. Es mejor
anticiparse a los problemas que resolverlos.
· Los dos padres en la misma dirección, estén o no
separados. Para ello deben sentarse periódicamente para hablar sobre sus hijos
y su rendimiento escolar, concluyendo en acuerdos sobre sus metas a corto y
medio plazo, de acuerdo con el centro escolar.
·
Si el rendimiento escolar es bajo hay que
replantearse las actividades extraescolares, ya que nuestro hijo puede estar
sobrecargado.
· Buscar las causas de los primeros síntomas de
fracaso y actuar, esperar es complicar la solución.
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