martes, 27 de noviembre de 2012

¿Fracasa mi hijo en los estudios?


¿Qué entendemos por éxito o fracaso escolar y cómo influye en la vida de nuestros hijos/as?
Nuestros hijos comienzan su aprendizaje de forma oficial cuando ponen sus pies en una escuela infantil, en torno a los tres años,  y comienzan a valorar su rendimiento académico en torno a los seis años. A partir de ese momento los resultados que obtiene en  las distintas áreas de conocimiento propuestas por la legislación vigente, son incorporados a su historial académico, al que tanto los padres como los hijos han de prestar una relativa importancia. Digo esto por lo siguiente:

·         Me interesa este historial si es el reflejo del interés puesto por padres, legisladores e instituciones educativas, en el desarrollo de habilidades, capacidades y destrezas del educando. Dicho de otra forma, si después de pasar por la enseñanza primaria, secundaria y bachillerato, mi hijo es una persona preparada para “enfrentarse a la vida” con garantías de éxito, me interesa ese historial. ¿Quién no quiere un hijo con iniciativa, autónomo, con habilidades sociales, con una fuerte voluntad y autocontrol, que no se rinde ante los obstáculos, ordenado y eficiente, flexible en su actitud, tolerante, amigo de sus amigos, respetuoso, positivo y proactivo….. trabajador, constante, con capacidad de concentración, que persevera hasta conseguir la meta, responsable en la realización de sus tareas,… y que domina aceptablemente los contenidos propuestos por el legislador para cada edad?. Claro que desde este punto de vista, un BUEN HISTORIAL no depende solo del niño/a,…también hay que exigirle cosas a los padres, a las instituciones educativas y a los legisladores.

·         Hay alumnos a los que les cuesta ser brillantes adquiriendo conocimientos, pero que a lo largo de su vida muestran un desempeño magnífico en las distintas responsabilidades a las que habitualmente nos enfrentamos: formar y atender una familia, enfrentarse con éxito a un trabajo, relacionarse adecuadamente con las personas (amigos, compañeros, vecinos, familiares, clientes….).

·         Una profesión de prestigio no garantiza por si misma la felicidad de nuestros hijos/as. Filósofos, pensadores, psiquiatras ….., colocan ese estado de equilibrio personal y disfrute , siempre relativo, en temas como el amor verdadero, la amistad, la cultura (…uhmmmm, saber disfrutar de una buena pieza musical, un buen libro…), la verdad (los católicos tenemos ventaja) y también el trabajo, conjugando todo de forma armónica y equilibrada. En palabras de una persona a la que admiro….”el arte de vivir”

Los padres tienen la obligación de preocuparse por las notas de sus hijos, por los títulos alcanzados que le habiliten para el desempeño de una profesión que les reporte recursos suficientes, prestigio….,  porque es indudable que hay una brecha social y económica importante entre el trabajo cualificado y el no cualificado, cuyos efectos pueden ser resumidos en el llamado Efecto Mateo según el cual “a quien tiene se le dará, pero al que no tiene aún lo que tiene se le quitará”. Pero también hay que exigirles que busquen la felicidad de sus hijos, que piensen en las ideas desarrolladas en los primeros párrafos. Me da la sensación de que se apuesta mucho al TENER y menos al SER, cuando los seres humanos dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo a  relacionarnos con personas y de esa relación sacamos frutos sabrosos o amargos que influyen en cada día de nuestra existencia, quizás con igual fuerza que nuestra capacidad económica o que nuestro prestigio profesional.

Desde una óptica un poco más restrictiva se entiende por éxito escolar “el resultado óptimo alcanzado por el alumno en el centro de enseñanza, respecto de los objetivos propuestos para su curso o nivel y edad, que se manifiesta en unas buenas calificaciones académicas”. Aunque si queremos ser justos deberíamos tener en cuenta  la capacidad de nuestros hijos, ya que puede no llegar a algunos de los objetivos mencionados pero estar desarrollando un importante esfuerzo.

¿Qué aspectos influyen en el éxito o fracaso escolar?

Algunas de las causas del fracaso pueden estar en nuestro propio hijo, es el caso de los trastornos del aprendizaje, el TDAH (trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad), problemas motrices u orgánicos (vista u oído), etc.  pero  hay causas que son externas a él,  me refiero a:

·         El ambiente familiar:  familia con o sin formación universitaria, ambiente intelectual o no, nivel de autoexigencia de sus miembros, cohesión del núcleo familiar, afecto entre los integrantes, control o no de tareas, contacto o no con el centro educativo de los progenitores…., influyen en el rendimiento escolar del educando.

·         Ambiente social: el lugar donde vive el núcleo familiar influye en las expectativas de futuro de sus integrantes y, por tanto, de los amigos de nuestros hijos. No ayuda igual vivir en un barrio ocupado por profesionales liberales, funcionarios de nivel medio - alto…., que en un barrio marginal.

·      Sistema educativo: el informe Pisa (Program for International Student Assessment) determina, de forma indirecta, que sistemas educativos forman mejor a sus estudiantes. Por otra parte, es evidente que en países con condiciones económicas y sociales similares, los niveles de fracaso son diferentes, luego el sistema educativo ayuda o perjudica a los estudiantes…, pero esto escapa al control inmediato de los padres, que solo pueden influir en el modelo de sistema cada cuatro años, emitiendo su voto.

·      Ambiente pedagógico: nivel de preparación y motivación del profesorado, forma de transmitir los conocimientos, plan de centro, atención personalizada o no al alumno (tutorías),  interacción entre alumnos, también influyen en el rendimiento de nuestro hijo/a.

Consejos para favorecer el rendimiento de nuestros hijos

Ésta capacidad de triunfar adquiriendo conocimientos, interpretándolos, realizando operaciones en las distintas áreas del saber, en las que se nos exige que observemos, analicemos, sinteticemos, busquemos soluciones correctas,….etcétera, etcétera se inicia en la escuela infantil. Aporto algunas recomendaciones:

DESDE PEQUEÑOS

·      Los hábitos son la garantía de que el éxito no dependa exclusivamente de la genética del niño, de su coeficiente intelectual. Por ello hay que acostumbrarlo  desde pequeño a tener una rutina de trabajo en su cuarto. Al principio dibujaremos, rayaremos folios con lápices de colores, le contaremos cuentos, se los leeremos… en un ambiente de juego, que con el paso del tiempo será más exigente.

·      El estudio es una tarea intelectual que requiere esfuerzo, concentración, perseverancia, constancia. Por ello es importante medir los estímulos placenteros que facilitamos a nuestros hijos desde pequeños, elaborando criterios racionales que apliquemos los dos miembros de la pareja (ejemplo: golosinas solo el domingo y fiestas, nunca televisión antes de terminar la tarea y solo una hora de lunes a viernes, hora fija de acostarse,  en las comidas se come de todo….). Enseñarle a terminar siempre lo que comienzan y a empezar de nuevo después de un fallo o error.

·      Desde el primer año de colegio presta especial atención al nivel de tu hijo/a en materias y habilidades instrumentales, que son aquellas que hay que dominar para afrontar el resto de “asignaturas” con garantías de éxito. Me refiero a la lectura comprensiva,  (que lea bien y que comprenda lo que lee), la escritura y el cálculo (operaciones matemáticas). Si fallan en esto aumenta la probabilidad de suspensos en otras materia  y cuanto más tiempo arrastremos la situación más difícil será la solución. En estos años deberemos dedicar una atención especial a nuestros hijos: enseñando a leer, ensayando escritura, contándole cuentos y haciéndoles preguntas sobre lo que les contamos …

·       Desde que son pequeños es bueno que se acostumbren a que el ordenador esté en la sala de estar o sitio de paso frecuente

·        Fomentar la lectura desde pequeños

CUANDO VAN CUMPLIENDO AÑOS

·       El orden es importante en cualquier tarea, porque nos ayuda a ser más eficaces. Por tal motivo es bueno insistir en aspectos como recoger y colocar los juguetes cuando son pequeños, poner la ropa en su sitio, ordenar la habitación, hacer la cama,  etc). Cualquier trabajo requiere orden y este nos hace más eficientes, porque sabemos dónde y cómo encontrar las cosas.
      En el trabajo intelectual analizamos información, la relacionamos, la interpretamos, la clasificamos y tomamos decisiones con ella. Todos los juegos educativos que le ayuden a poner en práctica esas capacidades y destrezas le ayudarán en su formación.

·       Por las tardes y hasta la cena debe haber un clima general de trabajo en casa. Es bueno que tus hijos te vean realizando tareas intelectuales, como leer un libro, aprender una tarea, actualizar algunos conocimientos que exijan tu trabajo, leer alguna publicación, etc. Es difícil que el niño/a se aplique a sus tareas si los padres ven la televisión o charlan animadamente  en la sala de estar.

·       Centrar más la motivación en el afecto y reconocimiento que en los detalles materiales, pero siempre hay que recompensar los esfuerzos de nuestro hijo.

SIEMPRE

·       Nuestro hijo debe disponer de los elementos necesarios para realizar su trabajo: mobiliario con suficiente espacio , cómodo, luz en la izquierda si es diestro, ventilado y con  temperatura adecuada. Al decorar podemos incluir estanterías, cuentos, libros…, etc

·      Los padres son el suelo vital del niño…, es fácil que una separación o divorcio afecte a su rendimiento escolar.

·       Es difícil que el niño estudie si cuando volvemos del trabajo nos quejamos de él, seguro que se plantea el sentido de estudiar y prepararse, pudiendo concluir que no merece la pena esforzarse para estar cabreado toda la vida.

·       Nos es mal criterio eliminar los videojuegos durante la semana y limitar su uso durante el fin de semana, si las cosas van bien

·      Los padres han de mostrarse receptivos a explicar dudas, sobre todo los primeros años. No hay que hacerles los deberes, que es lo más fácil y cómodo,…hay que exigirles y motivarles para el esfuerzo personal antes del apoyo. El fin es que realicen una tarea solos, por eso hay que repetir hasta que esto se consiga.

·      Cuando comienzan a exigirles memorización de datos, hay que enseñarles técnicas de estudio que les ayuden

·       Es bueno conocer el plan de centro donde estudia nuestro hijo, las competencias que han de alcanzar durante el año escolar, etc

·     Uno de los dos padres ha de hablar periódicamente con el tutor, mejor si son los dos. Ahí nos enteraremos de su comportamiento, de su rendimiento, del avance en cada asignatura, etc. Es mejor anticiparse a los problemas que resolverlos.

·      Los dos padres en la misma dirección, estén o no separados. Para ello deben sentarse periódicamente para hablar sobre sus hijos y su rendimiento escolar, concluyendo en acuerdos sobre sus metas a corto y medio plazo, de acuerdo con el centro escolar.

·       Si el rendimiento escolar es bajo hay que replantearse las actividades extraescolares, ya que nuestro hijo puede estar sobrecargado.

·       Buscar las causas de los primeros síntomas de fracaso y actuar, esperar es complicar la solución.

 

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